El Cristo Triunfante
Felipe el evangelista, 28 de octubre “Y sucedió que un etíope, eunuco, funcionario de Candace reina de los etíopes, el cual estaba sobre todos sus tesoros, y había venido a Jerusalén para adorar, volvía sentado en su carro, y leyendo al profeta Isaías. Y el Espíritu dijo a Felipe: Acércate y júntate a ese carro. Hechos 8:27-29. https://ift.tt/iZpUBYS Había ángeles del cielo cuidando a los que andaban en busca de la luz, a la vez que cooperaban con aquellos que habrían de trabajar en relación con otros creyentes en conquistar almas para Cristo. Un mensaje del cielo fue enviado a Felipe [uno de los siete diáconos escogidos] para mostrarle la labor que debía realizar en favor del etíope. El evangelista recibió la orientación: “Levántate y vé hacia el sur, por el camino que desciende de Jerusalén a Gaza. el cual es desierto”. Hoy, como entonces, los ángeles están orientando y guiando a quienes permitan ser orientados y dirigidos. Este ángel podía haber hecho esa obra, pero esta no es la forma en que Dios trabaja. Los creyentes deben relacionarse con otros creyentes y, como instrumentos de Dios, trabajar en favor de los perdidos. Felipe comprendió su trabajo. Este hombre de gran autoridad era atraído hacia el Salvador y no resistió este impulso. No hizo de su elevada posición una excusa por la que no pudiera aceptar al Crucificado. El evangelista le preguntó: “¿Entiendes lo que lees? Él dijo: ¿Y cómo podré, si alguno no me enseñare? Y rogó a Felipe que subiese y se sentara con él” y le explicara la Palabra de Dios... “Entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta Escritura, le anunció el evangelio de Jesús. Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado? Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios. Y mandó parar el carro y descendieron ambos al agua. Felipe y el eunuco, y le bautizó”... Mientras que los ángeles del cielo desempeñan su labor, los agentes del mal trabajan para guiar la mente en cualquier otra dirección. Satanás interpone obstáculos, para que la mente ávida de entender la Palabra de Dios se confunda. Así trabajó con Cristo en el desierto de la tentación. La experiencia de Cristo se presenta en el registro sagrado para que podamos comprender los métodos y los planes de Satanás. Si Felipe hubiera dejado al eunuco con su caso pendiendo en la balanza, es posible que nunca hubiera aceptado al Salvador. Los ángeles malvados estaban esperando su oportunidad a fin de presionar sus falsedades y desviar de la verdad a la mente que acababa de ser despertada. Los mensajeros del Señor deben estar completamente consagrados a su servicio, para que puedan comprender con presteza la labor que deben realizar. Como sabios mayordomos deben tomar ventaja de cada circunstancia que se presenta para enseñar la gracia de Dios y conducir a las personas a Cristo.—Manuscrito 11, 1900.
¡Visita El Cristo Triunfante!
Felipe el evangelista, 28 de octubre “Y sucedió que un etíope, eunuco, funcionario de Candace reina de los etíopes, el cual estaba sobre todos sus tesoros, y había venido a Jerusalén para adorar, volvía sentado en su carro, y leyendo al profeta Isaías. Y el Espíritu dijo a Felipe: Acércate y júntate a ese carro. Hechos 8:27-29. https://ift.tt/iZpUBYS Había ángeles del cielo cuidando a los que andaban en busca de la luz, a la vez que cooperaban con aquellos que habrían de trabajar en relación con otros creyentes en conquistar almas para Cristo. Un mensaje del cielo fue enviado a Felipe [uno de los siete diáconos escogidos] para mostrarle la labor que debía realizar en favor del etíope. El evangelista recibió la orientación: “Levántate y vé hacia el sur, por el camino que desciende de Jerusalén a Gaza. el cual es desierto”. Hoy, como entonces, los ángeles están orientando y guiando a quienes permitan ser orientados y dirigidos. Este ángel podía haber hecho esa obra, pero esta no es la forma en que Dios trabaja. Los creyentes deben relacionarse con otros creyentes y, como instrumentos de Dios, trabajar en favor de los perdidos. Felipe comprendió su trabajo. Este hombre de gran autoridad era atraído hacia el Salvador y no resistió este impulso. No hizo de su elevada posición una excusa por la que no pudiera aceptar al Crucificado. El evangelista le preguntó: “¿Entiendes lo que lees? Él dijo: ¿Y cómo podré, si alguno no me enseñare? Y rogó a Felipe que subiese y se sentara con él” y le explicara la Palabra de Dios... “Entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta Escritura, le anunció el evangelio de Jesús. Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado? Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios. Y mandó parar el carro y descendieron ambos al agua. Felipe y el eunuco, y le bautizó”... Mientras que los ángeles del cielo desempeñan su labor, los agentes del mal trabajan para guiar la mente en cualquier otra dirección. Satanás interpone obstáculos, para que la mente ávida de entender la Palabra de Dios se confunda. Así trabajó con Cristo en el desierto de la tentación. La experiencia de Cristo se presenta en el registro sagrado para que podamos comprender los métodos y los planes de Satanás. Si Felipe hubiera dejado al eunuco con su caso pendiendo en la balanza, es posible que nunca hubiera aceptado al Salvador. Los ángeles malvados estaban esperando su oportunidad a fin de presionar sus falsedades y desviar de la verdad a la mente que acababa de ser despertada. Los mensajeros del Señor deben estar completamente consagrados a su servicio, para que puedan comprender con presteza la labor que deben realizar. Como sabios mayordomos deben tomar ventaja de cada circunstancia que se presenta para enseñar la gracia de Dios y conducir a las personas a Cristo.—Manuscrito 11, 1900.
¡Visita El Cristo Triunfante!
Comentarios
Publicar un comentario