A Fin de Conocerle

Perfección por los méritos de Cristo, 4 de mayo Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto. Mateo 5:48. https://ift.tt/KVT1dzu Cristo presenta delante de nosotros la más alta perfección del carácter cristiano, que deberíamos procurar alcanzar durante toda la vida. ... Pablo escribe acerca de esta perfección: “No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo ... Prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús ...”. Filipenses 3:12-15. ¿Cómo podemos alcanzar la perfección especificada por nuestro Señor y Salvador Jesucristo: nuestro gran Maestro? ¿Podemos hacer frente a sus requisitos y alcanzar una norma tan elevada? Podemos, pues de lo contrario Cristo no nos lo hubiera ordenado. El es nuestra justicia. En su humanidad, ha ido delante de nosotros y ha efectuado para nosotros la perfección del carácter. Hemos de tener la fe en él que obra por el amor y purifica el alma. La perfección del carácter se basa en lo que Cristo es para nosotros. Si dependemos constantemente de los méritos de nuestro Salvador, y seguimos en sus pisadas, seremos como él, puros e incontaminados. Nuestro Salvador no requiere lo imposible de ninguna alma. No espera nada de sus discípulos que no esté dispuesto a darles gracia y fortaleza para realizar. No les pediría que fueran perfectos, si junto con su orden no les concediera toda perfección de gracia a aquellos sobre los que confiere un privilegio tan elevado y santo. Nos ha asegurado que está más dispuesto a dar el Espíritu Santo a los que lo piden, que los padres a dar buenas dádivas a sus hijos. Nuestra obra es esforzarnos para alcanzar, en nuestra esfera de acción, la perfección que Cristo en su vida terrenal alcanzó en cada esfera del carácter. El es nuestro ejemplo. En todas las cosas, hemos de esforzarnos para honrar a Dios en carácter. Al no alcanzar, día tras día, los requerimientos divinos, estamos poniendo en peligro la salvación de nuestra propia alma.—Manuscrito 48, 1902.
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Satanás les ofrece a los hombres los reinos del mundo si ellos le ceden la supremacía. Muchos hacen esto y sacrifican el cielo. Es mejor morir que pecar; es mejor padecer necesidad que defraudar; es mejor pasar hambre que mentir.—Testimonies for the Church 4:495 (1880). {EUD 121.4}
Pero el perdón tiene un significado más abarcante del que muchos suponen. Cuando Dios promete que “será amplio en perdonar”, añade, como si el alcance de esa promesa fuera más de lo que pudiéramos entender: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.19 El perdón de Dios no es solamente un acto judicial por el cual libra de la condenación. No es sólo el perdón por el pecado. Es también una redención del pecado. Es la efusión del amor redentor que transforma el corazón. David tenía el verdadero concepto del perdón cuando oró “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. También dijo: “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones”.20 {DMJ 97.2}
https://egwwritings.org/?ref=es_DMJ.97.2&para=175.533


“No cerrará el tiempo de gracia hasta que el mensaje haya sido proclamado con más claridad. La ley de Dios ha de ser magnificada [...] El mensaje de la justicia de Cristo ha de resonar de un extremo de la tierra hasta el otro para preparar el camino del Señor. Esta es la gloria de Dios que terminará la obra del tercer ángel”. Joyas de los Testimonios (JT), vol. 2, (Bs. As.: ACES, 1956), pp. 373,374