Cada Día con Dios

A su sombra, 25 de mayo Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo. Efesios 4:11, 12. https://ift.tt/KvUjpA0 El Señor no ha calificado a ninguno de nosotros para que lleve solo la carga de la obra. Ha relacionado para que se reúnan hombres de criterios diferentes, a fin de que se aconsejen y se ayuden mutuamente. De esa manera la falta de experiencia y capacidad de uno es suplida por la experiencia y la capacidad del otro. Debiéramos estudiar cuidadosamente las instrucciones que se dan en Corintios y Efesios con respecto a nuestra relación mutua como miembros del cuerpo de Cristo... En tu obra, Edson, debes tener en cuenta la relación que cada obrero tiene con los otros obreros vinculados con la causa de Dios. Debes recordar que los otros, tanto como tú mismo, tienen una tarea que cumplir en relación con esta causa. No deberías cerrar tu mente al consejo de los demás. En tus planes para el progreso de la obra, tu mente debe amalgamarse con la de otros... Estamos relacionados con el servicio y la causa de Dios, y debemos comprender individualmente que formamos parte de un gran todo. Debemos buscar sabiduría de Dios, para aprender lo que significa tener un espíritu alerta y vigilante, y acudir al Salvador cuando estamos cansados y deprimidos. Confía en Dios, no sólo en el juicio del hombre. Debes aprender a dejar de lado tu voluntad y tu manera de ver las cosas, y recibir luz de aquellos a quienes Dios ha hecho sus ayudantes y ha designado como tus colaboradores. Acude a Cristo para recibir alivio. Aférrate de él. Persevera lo suficiente como para someter tu voluntad a la de Dios. Muchos están demasiado apurados para orar. Con pasos apresurados avanzan a la sombra de la amante presencia de Cristo, para detenerse tal vez unos pocos momentos en el sagrado recinto, pero sin esperar su consejo... Concentra tus pensamientos en el Salvador. Apártate del bullicio del mundo y siéntate a la sombra de Cristo. Tienes que hacerlo para recibir las ricas bendiciones que espera concederte. Dedica tus pensamientos a cosas elevadas y santas. Entonces, en medio de la actividad del trabajo y el conflicto diario, se renovará tu fortaleza espiritual.—Carta 80, del 25 de mayo de 1902, dirigida a Edson White, que en ese entonces estaba dedicado a trabajar entre la gente de color de los estados del sur.
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Satanás les ofrece a los hombres los reinos del mundo si ellos le ceden la supremacía. Muchos hacen esto y sacrifican el cielo. Es mejor morir que pecar; es mejor padecer necesidad que defraudar; es mejor pasar hambre que mentir.—Testimonies for the Church 4:495 (1880). {EUD 121.4}
Pero el perdón tiene un significado más abarcante del que muchos suponen. Cuando Dios promete que “será amplio en perdonar”, añade, como si el alcance de esa promesa fuera más de lo que pudiéramos entender: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.19 El perdón de Dios no es solamente un acto judicial por el cual libra de la condenación. No es sólo el perdón por el pecado. Es también una redención del pecado. Es la efusión del amor redentor que transforma el corazón. David tenía el verdadero concepto del perdón cuando oró “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. También dijo: “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones”.20 {DMJ 97.2}
https://egwwritings.org/?ref=es_DMJ.97.2&para=175.533


“No cerrará el tiempo de gracia hasta que el mensaje haya sido proclamado con más claridad. La ley de Dios ha de ser magnificada [...] El mensaje de la justicia de Cristo ha de resonar de un extremo de la tierra hasta el otro para preparar el camino del Señor. Esta es la gloria de Dios que terminará la obra del tercer ángel”. Joyas de los Testimonios (JT), vol. 2, (Bs. As.: ACES, 1956), pp. 373,374