Wednesday, June 11 Amán y Satán Comentarios Elena G.W https://ift.tt/Mi6tK2N El decreto que se promulgará finalmente contra el pueblo remanente de Dios será muy semejante al que promulgó Asuero contra los judíos en la época de Ester. El edicto persa brotó de la malicia de Amán hacia Mardoqueo. No es que Mardoqueo hubiera hecho daño a Amán, sino que se había negado a halagar su vanidad mostrándole la reverencia que solo se debe a Dios.. La decisión del rey contra los judíos fue obtenida con falsas declaraciones, por calumnias contra ese pueblo peculiar. Satanás inspiró el plan, a fin de librar la tierra de aquellos que preservaban el conocimiento del verdadero Dios. Pero sus maquinaciones fueron derrotadas por un contrapoder que reina entre los hijos de los hombres. Ángeles que sobresalen en fuerza fueron comisionados para proteger al pueblo de Dios, y las conspiraciones de sus adversarios volvieron sobre sus propias cabezas. La historia se repite. La misma mente magistral que maquinó contra los fieles en siglos pasados obra ahora a fin de controlar a las iglesias caídas, para que por medio de ellas él pueda condenar y ejecutar sentencia de muerte sobre aquellos que no adoren el sábado idólatra. Pero, aunque así parezca, no libramos una lucha con seres mortales. No guerreamos contra sangre y carne, sino contra principados, contra poderes, contra gobernadores de las tinieblas de este mundo, contra espíritus impíos en las regiones celestes. Sin embargo, si el pueblo de Dios deposita toda su confianza y su fe en el poder divino, toda estratagema de Satanás será tan ciertamente derrotada en nuestro tiempo, como lo fuera en los días de Mardoqueo… Cristo nunca compró la paz y la amistad mediante el consentimiento con el mal. Aunque su corazón rebosaba de amor hacia la raza humana, no podía ser indulgente con sus pecados. Porque amaba a los hombres y mujeres, era un severo reprobador de sus vicios. Su vida de sufrimiento, la humillación a la que fue sometido por una nación perversa, muestran a sus seguidores que no debe haber ningún sacrificio de los principios. El pueblo comprobado de Dios debe mantenerse vigilante, con oración ferviente, no sea que, en su afán por evitar la discordia, entreguen la verdad y deshonren así al Dios de la verdad. La paz se obtiene demasiado cara si se compra con la menor concesión a las agencias de Satanás. La menor concesión de los principios nos enreda en la trampa del enemigo… (The Signs of the Times, 8 de noviembre, 1899, “The Seal of God—No. 2”, párr. 9, 10, 13; parcialmente en El Cristo triunfante, p. 368). Pensar y meditar en la bondad de Dios hacia nosotros cerraría las puertas del alma a las sugestiones de Satanás. Diariamente queda comprobado el amor de Dios hacia nosotros; y sin embargo, no pensamos en sus favores y somos indiferentes a sus súplicas. Él trata de impresionarnos con su espíritu de ternura, su amor y tolerancia; pero apenas si reconocemos los indicios de su bondad y poco nos percatamos de la lección de amor que él desea que aprendamos. Algunos, como Amán, olvidan todos los favores de Dios, porque Mardoqueo está delante de ellos y no es castigado; porque sus corazones están llenos de enemistad y odio, más bien que de amor, el espíritu de nuestro amado Redentor que dio su preciosa vida por sus enemigos (Testimonios para la Iglesia, t. 4, p. 220).
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