Dios
desciende para ver, 5 de febrero
Y
dijeron:Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al
cielo; y hagámonos un nombre, por si fuéremos esparcidos sobre la faz de toda
la tierra. Génesis 11:4. CV
42.1
Durante
algún tiempo, los descendientes de Noé continuaron habitando en las montañas
donde el arca se había detenido. A medida que se multiplicaron, la apostasía no
tardó en causar división entre ellos. Los que deseaban olvidar a su Creador y
desechar las restricciones de su ley, tenían por constante molestia las
enseñanzas y el ejemplo de sus piadosos compañeros; y después de un tiempo
decidieron separarse de los que adoraban a Dios. Para lograr su fin, emigraron
a la llanura de Sinar, que estaba a orillas del río Eufrates... Decidieron
construir allí una ciudad, y en ella una torre de tan estupenda altura que
fuera la maravilla del mundo... CV 42.2
Los
moradores de la llanura de Sinar no creyeron en el pacto de Dios que prometía
no traer otro diluvio sobre la tierra. Muchos de ellos negaban la existencia de
Dios, y atribuían el diluvio a la acción de causas naturales. Otros creían en
un Ser supremo, que había destruido el mundo antediluviano; y sus corazones,
como el de Caín, se rebelaban contra él. Uno de sus fines, al construir la
torre, fue el de alcanzar seguridad si ocurría otro diluvio. Creyeron que,
construyendo la torre hasta una altura mucho más elevada que la que habían
alcanzado las aguas del diluvio, se hallarían fuera de toda posibilidad de peligro.
Y al poder ascender a la región de las nubes, esperaban descubrir la causa del
diluvio.—Historia de los Patriarcas y Profetas, 111, 112. CV
42.3
Hay
constructores de torres en nuestros días. Los incrédulos formulan sus teorías
sobre supuestas deducciones de la ciencia, y rechazan la palabra revelada de
Dios... En el mundo que profesa ser cristiano, muchos se alejan de las claras
enseñanzas de la Sagrada Escritura y construyen un credo fundado en
especulaciones humanas y fábulas agradables: y señalan su torre como una manera
de subir al cielo... CV 42.4
El
tiempo de la investigación de Dios ha llegado. El Altísimo descenderá para ver
lo que los hijos de los hombres han construído. Su poder soberano se revelará;
las obras del orgullo humano serán abatidas.—Ibid.
115, 116.* CV 42.5
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