Todo hombre nuestro prójimo, 9 de noviembre
A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me fue dada esta gracia de anunciar entre los gentiles el Evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo. Efesios 3:8.En los corazones de la mayoría de los hombres existe poco respeto hacia la verdad y la justicia. La incredulidad en Dios y en su Palabra se manifiesta por doquiera... Mientras prevalecen tales condiciones en el mundo, no hemos de encerrarnos en nuestros hogares, y pensar que todo lo que se requiere de nosotros es un asentimiento a la verdad. Cristo se dio a sí mismo como sacrificio por los pecados del mundo... Si poseéis las riquezas de la gracia de Cristo en vuestro corazón, no os aferraréis a ellas mientras la salvación de las almas dependa del conocimiento del camino de la salvación que podéis proporcionar. Quizá estas almas no vengan a vosotros y os confíen los anhelos de su corazón, pero muchas están hambrientas, insatisfechas; y Cristo murió para que pudieran poseer las riquezas de su gracia. ¿Qué haréis para que esas almas puedan compartir las bendiciones que disfrutáis?—The Review and Herald, 6 de enero de 1910.
Comentarios
Publicar un comentario