El Cristo Triunfante


“Os daré corazón nuevo”, 10 de diciembre https://ift.tt/3DIhS9w “Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne”. Ezequiel 36:26. Las verdades de la Palabra de Dios no son simples sentimientos, sino las declaraciones del Altísimo. El que hace de ellas una parte de su vida llega a ser en todo sentido una nueva criatura. No se le dan nuevas facultades mentales, sino que se eliminan las tinieblas que mediante la ignorancia y el pecado han anublado el entendimiento. Las palabras “os daré corazón nuevo”, significan, “os daré una mente nueva”. Ese cambio de corazón va siempre acompañado por un claro concepto del deber cristiano, por la comprensión de la verdad, que nos es proporcionada por la Palabra de Dios. El que presta a las Escrituras una atención detenida y acompañada de oración obtendrá una clara comprensión y un juicio sano, como si al dirigirse a Dios hubiera alcanzado un plano más alto de inteligencia... Dependemos de la Biblia para conocer el principio de la historia del mundo, la creación de Adán y Eva y la caída de ellos. Si eliminamos la Palabra de Dios, ¿qué podemos esperar sino quedarnos con fábulas y conjeturas? Y con ese debilitamiento del intelecto, ¿qué otra alternativa tendremos sino aceptar el error? Necesitamos la verdadera historia del origen de la tierra, la caída del querubín protector y la entrada del pecado en el mundo. Sin la Biblia, estaríamos confundidos por falsas teorías... Doquiera se encuentren los cristianos, deben estar en comunión con Dios. Y pueden disfrutar de la comprensión de la ciencia santificada. Sus mentes pueden fortalecerse, como la de Daniel... La mente posesionada por el error jamás podrá expandirse libremente hacia la verdad, ni aún luego de investigar. Las viejas teorías exigirán ser reconocidas. La comprensión de las cosas que son verdaderas, elevadas y santificadas, será confundida. Las ideas supersticiosas entrarán en la mente para mezclarse con la verdad y estas teorías siempre menoscabarán su influencia. El conocimiento cristiano lleva su propia estampa de superioridad en todo lo que atañe a la preparación para el futuro y la vida inmortal. Distingue al lector de la Biblia y al creyente que ha recibido los preciosos tesoros de la verdad, del escéptico y del creyente en la filosofía pagana... En las ciudades y naciones del mundo, se encontrará entre los incrédulos un remanente que apreciará la bendita Palabra y recibirá al Salvador. Cristo les dará poder a los hombres y mujeres para que lleguen a ser hijos e hijas de Dios.—Manuscrito 42, 1904.

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Satanás les ofrece a los hombres los reinos del mundo si ellos le ceden la supremacía. Muchos hacen esto y sacrifican el cielo. Es mejor morir que pecar; es mejor padecer necesidad que defraudar; es mejor pasar hambre que mentir.—Testimonies for the Church 4:495 (1880). {EUD 121.4}
Pero el perdón tiene un significado más abarcante del que muchos suponen. Cuando Dios promete que “será amplio en perdonar”, añade, como si el alcance de esa promesa fuera más de lo que pudiéramos entender: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.19 El perdón de Dios no es solamente un acto judicial por el cual libra de la condenación. No es sólo el perdón por el pecado. Es también una redención del pecado. Es la efusión del amor redentor que transforma el corazón. David tenía el verdadero concepto del perdón cuando oró “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. También dijo: “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones”.20 {DMJ 97.2}
https://egwwritings.org/?ref=es_DMJ.97.2&para=175.533


“No cerrará el tiempo de gracia hasta que el mensaje haya sido proclamado con más claridad. La ley de Dios ha de ser magnificada [...] El mensaje de la justicia de Cristo ha de resonar de un extremo de la tierra hasta el otro para preparar el camino del Señor. Esta es la gloria de Dios que terminará la obra del tercer ángel”. Joyas de los Testimonios (JT), vol. 2, (Bs. As.: ACES, 1956), pp. 373,374