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Sabbath School


Comentarios Elena G.W https://ift.tt/vyGTX8t La pregunta que el intérprete de la ley formuló a Cristo era de vital importancia. Los fariseos que lo habían incitado a hacer esta pregunta esperaban que el Señor Jesús la respondiera de tal manera que ellos encontraran algo en contra de él, algo por lo cual pudieran acusarlo y condenarlo ante el pueblo. El dominio propio de Cristo, la sabiduría y autoridad con la que hablaba era algo que no podían entender. Cuando el intérprete de la ley formuló esta pregunta, Cristo sabía que la sugerencia provenía de sus más acérrimos enemigos, los que estaban tendiendo una trampa para atraparlo en sus palabras. El Señor Jesús contestó la pregunta colocando la carga sobre el intérprete de la ley, de modo que respondiera su propia pregunta ante la multitud. “¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees? Aquel, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo. Y le dijo: Bien has respondido; haz esto, y vivirás”. Lucas 10:26-28. La obediencia a los mandamientos de Dios es el precio de la vida eterna (Alza tus ojos, p. 221). Hay muchas lecciones importantes que aprender. Recordemos que no hay motivo alguno en el corazón del hombre que Dios no vea claramente. Los motivos de cada uno son pesados tan cuidadosamente como si el destino de cada ser humano dependiera únicamente de ese resultado. Necesitamos conectamos con el poder divino a fin de recibir mayor luz y una comprensión mejor de cómo razonar de causa a efecto. Necesitamos cultivar la capacidad de entendimiento, mediante nuestra participación de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia. Considere cada uno de nosotros en forma cuidadosa esta solemne verdad: Dios en el cielo es fiel y no hay designio, no importa cuán intrincado sea; ni motivo, no importa cuán cuidadosamente se lo haya ocultado, que él no comprenda claramente (Alza tus ojos, p. 51). No permitáis que nada aparte vuestra atención de la pregunta: “¿Haciendo qué cosa heredaré la vida eterna?” Lucas 10:25. Esta es una cuestión de vida o muerte, que cada uno de nosotros debe definir para la eternidad. Ocúpese la mente con la importancia de la solemne verdad que poseemos… Dios desea que los hombres y mujeres piensen juiciosa y sinceramente. Han de ascender a un grado cada vez más alto, dominando un horizonte cada vez más amplio. Contemplando a Jesús, han de ser transformados a su semejanza. Han de pasar su tiempo en la búsqueda de las profundas y eternas verdades del cielo… Y cuando aprenden de Dios, sus motivos y simpatías se hacen firmes e inmutables, pues las impresiones hechas por el Omnisapiente son sustanciales y duraderas. El agua viviente que da Cristo no es como un manantial superficial que mana durante un corto tiempo y después se seca. El agua viviente fluye para vida eterna (Mensajes selectos, t. 1, pp. 202, 203).

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