La comisión es nuestra, 27 de marzo https://ift.tt/Awe3Tgv Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra. Hechos 1:8. Cuando Cristo expiraba sobre la cruz y exclamó “Consumado es”, el velo del templo se rasgó desde arriba hacia abajo. El sistema judaico de sacrificios y ofrendas ya no era necesario. El tipo se había encontrado con el antitipo en la muerte de Aquel a quien señalaban los sacrificios. Se había abierto un camino nuevo y vivo; un camino por el cual judíos y gentiles, libres y siervos, podían acercarse a Dios y encontrar perdón y paz. Cristo debe ser exaltado como el Redentor del mundo. Debe ser proclamado como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. El Salvador había declarado: “Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra”. Hechos 1:8. El último acto de Cristo antes de dejar esta tierra consistió en comisionar a sus embajadores para ir al mundo con su verdad. Sus últimas palabras tuvieron el propósito de impresionar a los discípulos con el pensamiento de que a ellos se les había confiado en custodia el mensaje del Cielo para el mundo. En obediencia al mandato del Señor, los discípulos regresaron a Jerusalén y esperaron allí el prometido derramamiento del Espíritu Santo. Hubo inteligencias celestiales que cooperaron con ellos y otorgaron poder al mensaje que llevaban. El Espíritu Santo dio eficacia a sus esfuerzos misioneros, y en una ocasión tres mil se convirtieron en un día. Pablo, milagrosamente transformado de cruel perseguidor en creyente celoso, se agregó al número de los discípulos. A él se le confió en una manera especial la obra de dar el mensaje a los gentiles. A Juan, desterrado a la isla de Patmos por su fidelidad en testificar por Cristo, se le dio allí luz especial para la iglesia. En su exilio contempló a su Redentor glorificado, y vio en forma más clara que nunca antes lo que habría de ocurrir al fin de la historia de esta tierra. Vio la misericordia, la ternura y el amor de Dios combinados con su santidad, su justicia y su poder. Vio cómo los pecadores encontraban un Padre en Aquel ante quien sus pecados les habrían hecho sentir temor. La misericordia y la verdad se habían encontrado; la justicia y la paz se habían besado. En lugar de huir de Dios por causa de nuestros pecados, corramos a sus brazos para encontrar protección y perdón. El trono, tan terrible para nosotros si permanecemos en incredulidad, llega a ser, cuando nos arrepentimos, un lugar de refugio.—Manuscrito 38, del 27 de marzo de 1905, “Tengan buen ánimo”.
"Porque la tierra será llena del conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar." Habacuc 2:14 "Entonces el dragón...se fue a hacer guerra contra...los que guardan los mandamientos de Dios y tienen...el espíritu de la profecía." Apoc. 12:17; 19:10
Comentarios
Publicar un comentario