El Cristo Triunfante


Jesús recibe y defiende a las almas arrepentidas, 28 de junio “Y dijo Jehová a Satanás: Jehová te reprenda, oh Satanás; Jehová que ha escogido a Jerusalén te reprenda. ¿No es éste un tizón arrebatado del incendio? Zacarías 3:2. https://ift.tt/nwozgHC Satanás reclama su derecho sobre aquellos que alguna vez han estado bajo su negro estandarte, pero abandonaron el pecado y se volvieron a Dios y han confiado sus almas a Jesús. Todos los que participan por fe de los méritos de Cristo tienen la palabra de Dios de que están en paz con él... Se ha permitido que vengan pruebas sobre el pueblo de Dios. Se emplean expresiones como: “Dios tentó a Abraham”, “Dios tentó a los hijos de Israel”. Esto significa que el Señor permitió que Satanás los tentara a fin de que se evidencie la fe de ellos para gloria y honor cuando el tribunal se siente y cada persona sea juzgada de acuerdo a sus obras. Dios conoce cada corazón, cada motivo, cada inclinación del corazón, pero permite que Satanás tiente y pruebe a los creyentes para que ellos revelen su confianza en Dios... El Señor odia el pecado, pero ama y perdona al pecador arrepentido y creyente, y coloca a cada uno bajo el cuidado y el control divino. Satanás sigue las huellas de cada alma, mas con cada tentación que se permite sobrecoger a los hijos del amor perdonador de Dios, el Señor proporciona una salida a fin de que nadie sea tentado más de lo que puede soportar... “Me mostró al sumo sacerdote Josué, el cual estaba delante del ángel de Jehová, y Satanás estaba a su mano derecha para acusarle”. La obra de Satanás se define claramente como la oposición a la obra bienhechora de Cristo... Cuando Cristo se interpone, entre las almas tentadas y Satanás, el adversario se enoja y pronuncia una perorata de acusaciones, diciendo que Cristo es injusto al proteger a estas almas y levantar un estandarte en contra del él... Ante la presencia de los mundos no caídos, delante del universo del cielo, frente al adversario airado que los pinta en ropas negras de contaminación moral, demandando que sean entregados en sus manos, Jesús respondió las maliciosas denuncias de Satanás con las que los acusaba día y noche ante el Señor. A quienes se encontraban de pie ante su presencia, contemplando ansiosamente la controversia en curso y notando la determinación de Satanás de destruir a los justos, Jesús les dijo: “Quitadle estas vestiduras viles. Y a él le dijo: Mira que he quitado de ti tu pecado, y te he hecho vestir de ropas de gala”.—Manuscrito 27, 1894.

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Satanás les ofrece a los hombres los reinos del mundo si ellos le ceden la supremacía. Muchos hacen esto y sacrifican el cielo. Es mejor morir que pecar; es mejor padecer necesidad que defraudar; es mejor pasar hambre que mentir.—Testimonies for the Church 4:495 (1880). {EUD 121.4}
Pero el perdón tiene un significado más abarcante del que muchos suponen. Cuando Dios promete que “será amplio en perdonar”, añade, como si el alcance de esa promesa fuera más de lo que pudiéramos entender: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.19 El perdón de Dios no es solamente un acto judicial por el cual libra de la condenación. No es sólo el perdón por el pecado. Es también una redención del pecado. Es la efusión del amor redentor que transforma el corazón. David tenía el verdadero concepto del perdón cuando oró “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. También dijo: “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones”.20 {DMJ 97.2}
https://egwwritings.org/?ref=es_DMJ.97.2&para=175.533


“No cerrará el tiempo de gracia hasta que el mensaje haya sido proclamado con más claridad. La ley de Dios ha de ser magnificada [...] El mensaje de la justicia de Cristo ha de resonar de un extremo de la tierra hasta el otro para preparar el camino del Señor. Esta es la gloria de Dios que terminará la obra del tercer ángel”. Joyas de los Testimonios (JT), vol. 2, (Bs. As.: ACES, 1956), pp. 373,374