Hijos e Hijas de Dios
El ejemplo de Job, 7 de septiembre Y acontecía que habiendo pasado en turno los días del convite, Job enviaba y los santificaba, y se levantaba de mañana y ofrecía holocaustos conforme al número de todos ellos. Porque decía Job: Quizá habrán pecado mis hijos, y habrán blasfemado contra Dios en sus corazones. De esta manera hacía todos los días. Job 1:5. https://ift.tt/niNx0IL Hay dos maneras de tratar a los hijos, que difieren diametralmente en principio y en resultados. La fidelidad y el amor, unidos a la sabiduría y la firmeza, de acuerdo con las enseñanzas de la Palabra de Dios, darán como resultado felicidad en esta vida y en la venidera. El descuido del deber, la complacencia imprudente, el dejar de restringir o corregir los desatinos de la juventud, darán como resultado la infelicidad y la ruina final de los hijos, y el chasco y la angustia de los padres... Que los padres aprendan del hombre de Uz una lección de constancia y devoción. Job no descuidaba su deber hacia los que no pertenecían a su familia; era benévolo, amable, considerado con los intereses de los demás; y al mismo tiempo trabajaba fervientemente por la salvación de su propia familia. En las festividades de sus hijos e hijas temblaba, no fuera que desagradaran a Dios. Como fiel sacerdote de su hogar, ofrecía un sacrificio por cada uno de ellos. Tenía conciencia del carácter ofensivo del pecado, y el pensamiento de que sus hijos pudieran olvidar los requerimientos divinos lo impulsaba a ir a Dios como un intercesor de ellos.—The Review and Herald, 30 de agosto de 1881.
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