
Hijos e Hijas de Dios
Cuidemos de los detalles, 5 de octubre Y el que guarda sus mandamientos, permanece en Dios, y Dios en él. Y en esto sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado. 1 Juan 3:24. https://ift.tt/s5yjhGB Dios requiere de nosotros que seamos fieles hasta en los detalles más insignificantes de la vida, para preservar nuestras palabras, nuestro espíritu y nuestras acciones. Para lograr esto, necesitamos alcanzar un dominio propio perfecto, lo que nos exigirá vigilancia continua e incesante... Cuando la voluntad de Dios llegue a ser nuestra voluntad individual, descubriremos que todas las cosas se mueven en forma armoniosa... Si se mantuviera el yo bajo sujeción, se evitarían serios errores en la vida del hogar y de los negocios. Entre los miembros de muchas familias se acostumbra a hablar sin ton ni son, en forma descuidada, y el hábito de molestar y hablar palabras descomedidas se fortalece a medida que se lo cultiva, y en esa forma se pronuncian muchas palabras objetables que están a las órdenes de Satanás y no a las de Dios. Si los que se dejan dominar por el hábito de hablar palabras encolerizadas estudiaran el Libro Guía, y procuraran conocer seriamente sus requerimientos y cumplirlos, para poner así en práctica sus mandamientos, ¡qué transformación se operaría en la conducta y la conversación!... Cada amistad en la vida, cada puesto de responsabilidad, cada afecto y hábito, y cada acto de la mente deben acomodarse a la gran norma de justicia, los mandamientos de Dios, que son sumamente abarcantes. Debemos tener sencillez de corazón para entender, y buena disposición mental para practicar todas las enseñanzas de la Palabra de Dios.—The Youth’s Instructor, 20 de septiembre de 1894.
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Cuidemos de los detalles, 5 de octubre Y el que guarda sus mandamientos, permanece en Dios, y Dios en él. Y en esto sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado. 1 Juan 3:24. https://ift.tt/s5yjhGB Dios requiere de nosotros que seamos fieles hasta en los detalles más insignificantes de la vida, para preservar nuestras palabras, nuestro espíritu y nuestras acciones. Para lograr esto, necesitamos alcanzar un dominio propio perfecto, lo que nos exigirá vigilancia continua e incesante... Cuando la voluntad de Dios llegue a ser nuestra voluntad individual, descubriremos que todas las cosas se mueven en forma armoniosa... Si se mantuviera el yo bajo sujeción, se evitarían serios errores en la vida del hogar y de los negocios. Entre los miembros de muchas familias se acostumbra a hablar sin ton ni son, en forma descuidada, y el hábito de molestar y hablar palabras descomedidas se fortalece a medida que se lo cultiva, y en esa forma se pronuncian muchas palabras objetables que están a las órdenes de Satanás y no a las de Dios. Si los que se dejan dominar por el hábito de hablar palabras encolerizadas estudiaran el Libro Guía, y procuraran conocer seriamente sus requerimientos y cumplirlos, para poner así en práctica sus mandamientos, ¡qué transformación se operaría en la conducta y la conversación!... Cada amistad en la vida, cada puesto de responsabilidad, cada afecto y hábito, y cada acto de la mente deben acomodarse a la gran norma de justicia, los mandamientos de Dios, que son sumamente abarcantes. Debemos tener sencillez de corazón para entender, y buena disposición mental para practicar todas las enseñanzas de la Palabra de Dios.—The Youth’s Instructor, 20 de septiembre de 1894.
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