Dios nos Cuida


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El camino hacia una mayor vida espiritual, 17 de noviembre No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. Juan 3:7. https://ift.tt/oivdgrh Con frecuencia se hace la pregunta: ¿Por qué no hay más poder en la iglesia? ¿Por qué no hay más piedad vital? La razón es que las demandas de la Palabra de Dios no son satisfechas de hecho y en verdad; no se ama a Dios por sobre todo, ni a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Esto abarca todo. De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas. Sean estos dos mandamientos de Dios obedecidos explícitamente, y no habrá discordia en la iglesia, ni desarmonía en la familia. En muchos la obra es demasiado superficial. Las formas exteriores ocupan el lugar de la obra interior de la gracia... La teoría de la verdad ha convertido la cabeza, pero el templo del alma no ha sido limpiado de sus ídolos. La verdadera convicción de pecado, la aflicción real del corazón por causa de la maldad, la muerte del yo, la superación diaria de los defectos de carácter y el nuevo nacimiento, representan las cosas antiguas que Pablo dice que han pasado, y he aquí todas son hechas nuevas. De esta obra muchos no saben nada. Injertaron la verdad en sus corazones naturales, y luego siguieron como antes, manifestando los mismos desdichados rasgos de carácter. Lo que ahora se necesita es el claro testimonio llevado con amor por labios tocados con fuego viviente. Los miembros de la iglesia no muestran esa conexión viva con Dios que deben tener para llevar almas de la oscuridad a la luz... La obra del Espíritu de Dios en el corazón es esencial para la piedad. Debe ser recibido en los corazones de quienes aceptan la verdad, y crear en ellos corazones limpios, antes que uno de ellos pueda guardar sus mandamientos y ser hacedor de la Palabra. “No te maravilles”, dijo el gran Maestro al asombrado Nicodemo, “no te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo”. No se estudia la Biblia tanto como se debiera; no se convierte en la regla de la vida. Si se siguieran concienzudamente sus preceptos, y fueran la base del carácter, habría un propósito firme sobre el cual ninguna especulación comercial o asunto mundanal podría influir seriamente. Un carácter así formado, y sostenido por la palabra de Dios, soportará el día de la prueba, de las dificultades y de los peligros. La conciencia debe ser iluminada y la vida santificada por el amor de la verdad recibida en el corazón, antes que la influencia sea salvadora para el mundo.
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Satanás les ofrece a los hombres los reinos del mundo si ellos le ceden la supremacía. Muchos hacen esto y sacrifican el cielo. Es mejor morir que pecar; es mejor padecer necesidad que defraudar; es mejor pasar hambre que mentir.—Testimonies for the Church 4:495 (1880). {EUD 121.4}
Pero el perdón tiene un significado más abarcante del que muchos suponen. Cuando Dios promete que “será amplio en perdonar”, añade, como si el alcance de esa promesa fuera más de lo que pudiéramos entender: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.19 El perdón de Dios no es solamente un acto judicial por el cual libra de la condenación. No es sólo el perdón por el pecado. Es también una redención del pecado. Es la efusión del amor redentor que transforma el corazón. David tenía el verdadero concepto del perdón cuando oró “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. También dijo: “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones”.20 {DMJ 97.2}
https://egwwritings.org/?ref=es_DMJ.97.2&para=175.533


“No cerrará el tiempo de gracia hasta que el mensaje haya sido proclamado con más claridad. La ley de Dios ha de ser magnificada [...] El mensaje de la justicia de Cristo ha de resonar de un extremo de la tierra hasta el otro para preparar el camino del Señor. Esta es la gloria de Dios que terminará la obra del tercer ángel”. Joyas de los Testimonios (JT), vol. 2, (Bs. As.: ACES, 1956), pp. 373,374