Exaltad a Jesús


Exaltad a Jesús
Elige a Cristo, 22 de noviembre Escogeos hoy a quién sirváis. Josué 24:15. https://ift.tt/Tv5YzxX Dios emplea diversos medios para efectuar la salvación de los seres humanos. Les habla por medio de su palabra y de sus ministros, y mediante el Espíritu Santo les envía mensajes de amonestación, reprensión e instrucción. Estos medios tienen el propósito de iluminar la comprensión de la gente, revelarles sus deberes y sus pecados, además de las bendiciones que podrían recibir; de despertar en ellos un sentido de su necesidad espiritual, para que acudan a Cristo y encuentren en él la gracia que necesitan. Pero muchos prefieren trazar sus propias sendas en lugar de seguir los caminos de Dios. No están reconciliados con Dios, ni podrán estarlo, hasta tanto hayan crucificado el yo y Cristo viva por la fe en sus corazones. Cada individuo, por decisión propia, o hace a un lado a Cristo al rehusar la dirección de su Espíritu y al negarse a seguir su ejemplo, o se empeña en una unión personal con Cristo mediante el sometimiento del yo, la fe y la obediencia. Cada uno de nosotros, individualmente, debe elegir a Cristo, porque él nos escogió primero. Los que por naturaleza están enemistados con Cristo, deben llevar a cabo esta unión con él. Se trata de una relación de dependencia total, a la que el corazón orgulloso se debe someter. Esta es una obra íntima, y muchos de los que profesan seguir a Cristo no saben nada acerca de ella. Han aceptado nominalmente al Salvador, pero no como el único gobernante de sus corazones. Algunos experimentan la necesidad de la expiación, y este reconocimiento sumado al deseo de un cambio de corazón, produce una lucha en su interior. Pero el renunciamiento de la propia voluntad o tal vez de los objetos elegidos de sus afectos o de sus afanes, requiere un esfuerzo frente al cual muchos vacilan, se desaniman y vuelven atrás. Sin embargo, cada corazón verdaderamente convertido debe pelear esta batalla. Es indispensable que ganemos la victoria sobre el yo, que crucifiquemos nuestros afectos y pasiones, y así comienza la unión del alma con Cristo. Así como una rama seca y aparentemente sin vida se injerta en el árbol verde, así también nosotros podemos llegar a ser ramas vivas de la Vid Verdadera. Y el fruto que Cristo llevó también se verá en todos sus seguidores. Una vez que esta unión se ha formado, se puede preservar mediante un esfuerzo continuo, ferviente y esmerado. Cristo ejerce su poder con el fin de preservar y guardar esta sagrada unión, y el pecador impotente y dependiente de él necesita hacer su parte con una energía incansable... Cada cristiano debe mantenerse continuamente en guardia y vigilar cada avenida del alma por donde Satanás pudiera hallar acceso. Debe orar en demanda de ayuda divina y al mismo tiempo resistir resueltamente cada inclinación hacia el pecado. Todos pueden vencer mediante el valor, la fe y el esfuerzo perseverante. Pero recuerden que para ganar la victoria, Cristo debe morar en ustedes y ustedes en Cristo... Los frutos del Espíritu Santo pueden producirse únicamente mediante una unión personal con Cristo, por medio de una comunión diaria y constante con él.—Testimonies for the Church 5:46-48.
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Satanás les ofrece a los hombres los reinos del mundo si ellos le ceden la supremacía. Muchos hacen esto y sacrifican el cielo. Es mejor morir que pecar; es mejor padecer necesidad que defraudar; es mejor pasar hambre que mentir.—Testimonies for the Church 4:495 (1880). {EUD 121.4}
Pero el perdón tiene un significado más abarcante del que muchos suponen. Cuando Dios promete que “será amplio en perdonar”, añade, como si el alcance de esa promesa fuera más de lo que pudiéramos entender: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.19 El perdón de Dios no es solamente un acto judicial por el cual libra de la condenación. No es sólo el perdón por el pecado. Es también una redención del pecado. Es la efusión del amor redentor que transforma el corazón. David tenía el verdadero concepto del perdón cuando oró “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. También dijo: “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones”.20 {DMJ 97.2}
https://egwwritings.org/?ref=es_DMJ.97.2&para=175.533


“No cerrará el tiempo de gracia hasta que el mensaje haya sido proclamado con más claridad. La ley de Dios ha de ser magnificada [...] El mensaje de la justicia de Cristo ha de resonar de un extremo de la tierra hasta el otro para preparar el camino del Señor. Esta es la gloria de Dios que terminará la obra del tercer ángel”. Joyas de los Testimonios (JT), vol. 2, (Bs. As.: ACES, 1956), pp. 373,374