Alza tus Ojos

Vivamos por principios, 1 de julio ¡Oh, cuánto amo yo tu ley! Todo el día es ella mi meditación. Salmos 119:97. https://ift.tt/el1Jpt9 Que los que hablan de principios, como si ellos bajo ninguna circunstancia se desviarían de los mismos, se aseguren de que comprenden los principios delineados en la Palabra de Dios para nuestra guía. Hay algunos que siguen principios falsos. Su concepto de éstos es engañoso. Ajustarse a principios correctos significa poner en práctica fielmente los primeros cuatro y los últimos seis mandamientos. En obediencia a estos mandatos divinos comemos la carne y bebemos la sangre de Cristo, apropiándonos de todo lo que incluye la expiación llevada a cabo en el Calvario. Cristo permanecerá al lado de todos los que lo reciban como Salvador. A ellos les dará poder para convertirse en hijos de Dios. “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y verdad”. Juan 1:14. El que se menciona aquí como el Verbo es el Hijo de Dios, el Comandante de las cortes celestiales y el que vino a este mundo para revelar los asuntos celestiales a los seres humanos caídos. El es el camino, la verdad y la vida. Es el Verbo que estuvo con Dios antes que el mundo fuese. Al revestir su divinidad de humanidad, llegó a poseer ambas naturalezas, la divina y la humana. Y debido a esto, fue plenamente capaz de lograr la absoluta redención para la raza humana, y su restauración a los privilegios de una vida más elevada. Comenzó su existencia terrenal como lo hacen los seres humanos, llegando a este mundo como un bebé indefenso. Y mientras estuvo aquí, vivió la vida que todo ser humano puede vivir si recibe el don excelso que el Señor proveyó para nuestro mundo al enviar a su Hijo a cumplir el plan de salvación. Cristo soportó la pena del pecado, el golpe de la justicia divina, para que los seres humanos no fuesen abandonados a perecer. El sufrió en su cuerpo la sentencia pronunciada contra los pecadores. Esta es la ciencia de la salvación, la que con seguridad puede ser escudriñada, y será beneficioso que nos esforcemos por entenderla... Quienes persistan en la transgresión serán juzgados según su rechazo de la luz. Escogieron estar del lado del príncipe de las tinieblas para convertirse en su mano ayudadora. El, si fuese posible, engañaría aun a los mismos escogidos. Rehusaron la maravillosa dádiva del Cielo, y aunque profesen la justicia y hablen de “apego a los principios”, están al mismo tiempo siguiendo normas opuestas a las nobles normas del Cielo, y enseñan a otros a poner en práctica los mismos principios corruptores.—Manuscrito 161, del 1 de julio de 1903, “El peligro de rechazar la luz”.
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Satanás les ofrece a los hombres los reinos del mundo si ellos le ceden la supremacía. Muchos hacen esto y sacrifican el cielo. Es mejor morir que pecar; es mejor padecer necesidad que defraudar; es mejor pasar hambre que mentir.—Testimonies for the Church 4:495 (1880). {EUD 121.4}
Pero el perdón tiene un significado más abarcante del que muchos suponen. Cuando Dios promete que “será amplio en perdonar”, añade, como si el alcance de esa promesa fuera más de lo que pudiéramos entender: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.19 El perdón de Dios no es solamente un acto judicial por el cual libra de la condenación. No es sólo el perdón por el pecado. Es también una redención del pecado. Es la efusión del amor redentor que transforma el corazón. David tenía el verdadero concepto del perdón cuando oró “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. También dijo: “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones”.20 {DMJ 97.2}
https://egwwritings.org/?ref=es_DMJ.97.2&para=175.533


“No cerrará el tiempo de gracia hasta que el mensaje haya sido proclamado con más claridad. La ley de Dios ha de ser magnificada [...] El mensaje de la justicia de Cristo ha de resonar de un extremo de la tierra hasta el otro para preparar el camino del Señor. Esta es la gloria de Dios que terminará la obra del tercer ángel”. Joyas de los Testimonios (JT), vol. 2, (Bs. As.: ACES, 1956), pp. 373,374