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La verdad en Cristo es insondable

La verdad en Cristo es insondable, 9 de abril
Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí. Juan 6:57.{EJ 107.1}
La verdad en Cristo y por medio de Cristo es inconmensurable. El que estudia las Escrituras, mira, por así decirlo, dentro de una fuente que se profundiza y se amplía mientras más se contemplan sus profundidades.{EJ 107.2}
No comprenderemos en esta vida el misterio del amor de Dios al dar a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. La obra de nuestro Redentor sobre esta tierra es y siempre será un tema que requerirá nuestro más elevado esfuerzo de imaginación. El hombre puede utilizar toda facultad mental en un esfuerzo por sondear este misterio, pero su mente desfallecerá y se abatirá. El investigador más diligente verá delante de él un mar ilimitado y sin orillas.{EJ 107.3}
La verdad, tal como se halla en Cristo, puede ser experimentada, pero nunca explicada. Su altura, anchura y profundidad sobrepujan nuestro conocimiento. Podemos esforzar hasta lo sumo nuestra imaginación para ver sólo turbiamente la vislumbre de un amor inexplicable, tan alto como los cielos, pero que ha descendido hasta la tierra a estampar la imagen de Dios en todo el género humano.{EJ 107.4}
Sin embargo, nos es posible ver todo lo que podemos soportar de la compasión divina. Esta se descubre al alma humilde y contrita. Entenderemos la compasión de Dios en la misma proporción en que apreciemos su sacrificio por nosotros. Al estudiar la Palabra de Dios con humildad de corazón, el grandioso tema de la redención se abrirá a nuestra investigación. Aumentará en brillo mientras lo contemplemos; y mientras aspiremos a entenderlo, su altura y profundidad irán continuamente en progreso.{EJ 107.5}
Nuestra vida ha de estar unida con la de Cristo; hemos de recibir constantemente de él, participando de él, el pan vivo que descendió del cielo, bebiendo de una fuente siempre fresca, que siempre ofrece sus abundantes tesoros. Si mantenemos al Señor constantemente delante de nosotros, permitiendo que nuestros corazones expresen el agradecimiento y la alabanza a él debidos, tendremos una frescura perdurable en nuestra vida religiosa. Nuestras oraciones tomarán la forma de una conversación con Dios, como si habláramos con un amigo. El nos dirá personalmente sus misterios. A menudo nos vendrá un dulce y gozoso sentimiento de la presencia de Jesús. A menudo nuestros corazones arderán dentro de nosotros mientras él se acerque para ponerse en comunión con nosotros como lo hizo con Enoc. Cuando ésta es en verdad la experiencia del cristiano, se ven en su vida una sencillez, una humildad, una mansedumbre y bondad de corazón que muestran a todo aquel con quien se relacione que ha estado con Jesús y aprendido de él.{EJ 107.6}
En aquellos que la posean, la religión de Cristo se revelará como un principio vivificador que todo lo penetra, una energía espiritual y viviente que obra. Se manifestará la frescura, el poder y el gozo de la perpetua juventud.—Palabras de Vida del Gran Maestro, 99-100.{EJ 107.7}
https://egwwritings.org/?ref=es_EJ.107

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