NOTAS DE ELENA PARA LA ESCUELA SABÁTICA. 08 DE NOVIEMBRE: LA LEY EN DEUTERONOMIO

 NOTAS DE ELENA PARA LA ESCUELA SABÁTICA.

08 DE NOVIEMBRE: LA LEY EN DEUTERONOMIO

 ¿No tienen ningún valor las buenas obras realmente?... Las Escrituras responden: “Somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”. En su divino plan, por medio de su favor inmerecido, el Señor ha establecido que las buenas obras sean recompensadas. Somos aceptados únicamente por los méritos de Cristo; y los actos de misericordia, los hechos de caridad que realizamos, son los frutos de la fe; y llegan a ser bendición para nosotros; porque los hombres han de ser recompensados de acuerdo con sus obras. Por la fragancia del mérito de Cristo nuestras buenas obras son aceptadas por Dios, y es la gracia la que nos capacita para hacer las buenas obras por las cuales se nos recompensa. Nuestras obras no tienen valor en ellas mismas ni por sí mismas. Una vez que hayamos hecho todo lo posible, debiéramos considerarnos siervos inútiles. No merecemos los agradecimientos de Dios. Hemos cumplido solamente con nuestro deber, y nuestras obras no podrían haberse llevado a cabo con la fuerza de nuestra propia naturaleza pecaminosa (La maravillosa gracia de Dios, p. 331).


Una religión legal no puede nunca conducir las almas a Cristo, porque es una religión sin amor y sin Cristo. El ayuno o la oración motivada por un espíritu de justificación propia, es abominación a Dios. La solemne asamblea para adorar, la repetición de ceremonias religiosas, la humillación externa, el sacrificio imponente, proclaman que el que hace esas cosas se considera justo, con derecho al cielo, pero es todo un engaño. Nuestras propias obras no pueden nunca comprar la salvación...


“Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado: al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios”. Salmo 51:17. El hombre debe despojarse de sí mismo antes que pueda ser, en el sentido más pleno, creyente en Jesús. Entonces el Señor puede hacer del hombre una nueva criatura. Los nuevos odres pueden contener el nuevo vino. El amor de Cristo animará al creyente con nueva vida. En aquel que mira al Autor y Consumador de nuestra fe, se manifestará el carácter de Cristo (El Deseado de todas las gentes, pp. 246, 247).


Cristo no nos ha prometido ayuda para llevar hoy las cargas de mañana. Ha dicho: “Bástate mi gracia” (2 Corintios 12:9); pero su gracia se da diariamente, así como el maná en el desierto, para la necesidad cotidiana. Como los millares de Israel en su peregrinación, podemos hallar el pan celestial para la necesidad del día...


Si buscamos a Dios y nos convertimos cada día; si voluntariamente escogemos ser libres y felices en Dios; si con alegría en el corazón respondemos a su llamamiento y llevamos el yugo de Cristo —que es yugo de obediencia y de servicio—, todas nuestras murmuraciones serán acalladas, todas las dificultades se alejarán, y quedarán resueltos todos los problemas complejos que ahora nos acongojan (El discurso maestro de Jesucristo, pp. 85, 86).


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Satanás les ofrece a los hombres los reinos del mundo si ellos le ceden la supremacía. Muchos hacen esto y sacrifican el cielo. Es mejor morir que pecar; es mejor padecer necesidad que defraudar; es mejor pasar hambre que mentir.—Testimonies for the Church 4:495 (1880). {EUD 121.4}
Pero el perdón tiene un significado más abarcante del que muchos suponen. Cuando Dios promete que “será amplio en perdonar”, añade, como si el alcance de esa promesa fuera más de lo que pudiéramos entender: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.19 El perdón de Dios no es solamente un acto judicial por el cual libra de la condenación. No es sólo el perdón por el pecado. Es también una redención del pecado. Es la efusión del amor redentor que transforma el corazón. David tenía el verdadero concepto del perdón cuando oró “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. También dijo: “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones”.20 {DMJ 97.2}
https://egwwritings.org/?ref=es_DMJ.97.2&para=175.533


“No cerrará el tiempo de gracia hasta que el mensaje haya sido proclamado con más claridad. La ley de Dios ha de ser magnificada [...] El mensaje de la justicia de Cristo ha de resonar de un extremo de la tierra hasta el otro para preparar el camino del Señor. Esta es la gloria de Dios que terminará la obra del tercer ángel”. Joyas de los Testimonios (JT), vol. 2, (Bs. As.: ACES, 1956), pp. 373,374