Cada Día con Dios


No hay lugar para el orgullo, 3 de julio https://ift.tt/N74c5PQ Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo. 1 Pedro 5:5, 6. El Señor ha dado abundante evidencia de la veracidad de sus promesas y amenazas. Su pueblo puede confiar en su Palabra. ¿Seguirán entonces, frente a la luz y la evidencia, una conducta de su propia elección, independiente de los medios establecidos por Dios? Incluso los hombres buenos necesitan protección, no sea que se envanezcan de tal manera con las bendiciones que Dios les ha dado, que el aplauso y la alabanza de los mundanos sea para ellos un estímulo para ostentar su gran sabiduría y sus adquisiciones. El Señor ve; el Señor sabe. Ciertamente humillará todas esas aspiraciones, porque aborrece el orgullo, el egoísmo y la codicia. Mientras más prospere la obra, menos correcto será que los hombres se exalten a sí mismos como si fueran ellos los que merecen alabanza. Nuestra confianza debe estar puesta en Dios. Le ha confiado a los hombres habilidades y talentos, para que puedan desempeñar una parte importante en su obra. Cuídense de exaltarse a sí mismos... Ya llegará el momento de favorecer a Sion. Dios ha provisto hombres y medios para que se haga su obra. No dejará a su pueblo librado a la vergüenza, sino que terminará su obra. Esta avanzará tal como él lo ha ordenado. Nuestro pacto con Cristo une la majestad de un rey omnipotente con la bondad y la ternura de un pastor de ovejas. Por favor, lea el (capítulo 42) de Isaías. Dios desea que los hombres comprendan qué espera de ellos. Juzgará a todo hombre que se interponga entre sus semejantes y Dios, para conducirlos por sendas que no han sido trazadas para los redimidos. “Hace conocer todo esto desde tiempos antiguos”. Hechos 15:18. Ha ordenado que sus obras se presenten ante el mundo con perfiles nítidos, santos y sagrados. El reino de Dios no es visibie, sino que se manifiesta mediante la suave inspiración de su Palabra y la obra de su Espíritu en el alma. En muchos lugares del mundo su obra habría progresado mucho más si el hombre no se hubiera interpuesto entre el pueblo y Dios, para hacer una obra que el Señor no ha señalado.—Carta 93, del 3 de julio de 1900, dirigida al pastor G. A. Irwin, presidente en ese entonces de la Asociación General.

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Satanás les ofrece a los hombres los reinos del mundo si ellos le ceden la supremacía. Muchos hacen esto y sacrifican el cielo. Es mejor morir que pecar; es mejor padecer necesidad que defraudar; es mejor pasar hambre que mentir.—Testimonies for the Church 4:495 (1880). {EUD 121.4}
Pero el perdón tiene un significado más abarcante del que muchos suponen. Cuando Dios promete que “será amplio en perdonar”, añade, como si el alcance de esa promesa fuera más de lo que pudiéramos entender: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.19 El perdón de Dios no es solamente un acto judicial por el cual libra de la condenación. No es sólo el perdón por el pecado. Es también una redención del pecado. Es la efusión del amor redentor que transforma el corazón. David tenía el verdadero concepto del perdón cuando oró “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. También dijo: “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones”.20 {DMJ 97.2}
https://egwwritings.org/?ref=es_DMJ.97.2&para=175.533


“No cerrará el tiempo de gracia hasta que el mensaje haya sido proclamado con más claridad. La ley de Dios ha de ser magnificada [...] El mensaje de la justicia de Cristo ha de resonar de un extremo de la tierra hasta el otro para preparar el camino del Señor. Esta es la gloria de Dios que terminará la obra del tercer ángel”. Joyas de los Testimonios (JT), vol. 2, (Bs. As.: ACES, 1956), pp. 373,374