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Conflicto y Valor


Como un niño pequeño, 2 de julio 1 Reyes 3:4-15. https://ift.tt/HMqEyGz Y yo soy un niño pequeño... Da pues a tu siervo un corazón inteligente, para juzgar a tu pueblo. 1 Reyes 3:7, 9, VM. El lenguaje de Salomón al orar a Dios ante el antiguo altar de Gabaón, revela su humildad y su intenso deseo de honrar a Dios. Comprendía que sin la ayuda divina, estaba tan desamparado como un niñito para llevar las responsabilidades que le incumbían. Sabía que carecía de discernimiento, y el sentido de su gran necesidad le indujo a solicitar sabiduría a Dios. No había en su corazón aspiración egoísta por un conocimiento que le ensalzase sobre los demás. Deseaba desempeñar fielmente los deberes que le incumbían, y eligió el don por medio del cual su reinado habría de glorificar a Dios. Salomón no tuvo nunca más riqueza ni más sabiduría o verdadera grandeza que cuando confesó: “Yo soy un niño pequeño y no sé cómo me debo conducir”. Los que hoy ocupan puestos de confianza deben procurar aprender la lección enseñada por la oración de Salomón. Cuanto más elevado sea el cargo que ocupe un hombre y mayor sea la responsabilidad que ha de llevar, más amplia será la influencia que ejerza y tanto más necesario será que confíe en Dios. Debe recordar siempre que juntamente con el llamamiento a trabajar le llega la invitación a andar con circunspección delante de sus semejantes. Debe conservar delante de Dios la actitud del que aprende. Los cargos no dan santidad de carácter. Honrando a Dios y obedeciendo sus mandamientos es como un hombre llega a ser realmente grande.—La Historia de Profetas y Reyes, 20, 21. Sería bueno que estudiáramos cuidadosamente la oración de Salomón, y consideráramos cada punto del cual dependía el recibimiento de las ricas bendiciones que el Señor estaba listo para darle.—The S.D.A. Bible Commentary 2:1026. Dios acogió la oración de Salomón. Y hoy escuchará y acogerá las oraciones de aquellos que con fe y humildad claman por ayuda. Ciertamente contestará la ferviente oración de quien se prepara para el servicio. Al responder, Dios dirá: Aquí estoy. ¿Qué puedo hacer por ti? ... El que guió la mente de Salomón cuando así oraba, enseñará hoy a sus siervos cómo orar por lo que necesitan.—Ibid.

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