En los Lugares Celestiales


En los Lugares Celestiales
Las reglas bíblicas para dar, 24 de octubre Cada uno con la ofrenda de su mano, conforme a la bendición que Jehová tu Dios te hubiere dado. Deuteronomio 16:17. https://ift.tt/cuGTn8o Una hermosa ilustración de aquel espíritu de amor y abnegación que la gracia de Cristo implanta en el corazón es dado en la experiencia de los cristianos macedónicos. El apóstol Pablo escribe sobre ellos: “En grande prueba de tribulación, la abundancia de su gozo y su profunda pobreza abundaron en riquezas de su generosidad... pidiéndonos con muchos ruegos que les concediésemos el privilegio de participar en este servicio para los santos. Y no como lo esperábamos, sino que a sí mismos se dieron primeramente al Señor, y luego a nosotros por la voluntad de Dios”. 2 Corintios 8:2-5. Y dondequiera que el Espíritu de Cristo more se manifestarán los mismos frutos.—The Review and Herald, 9 de mayo de 1893. En el sistema bíblico de diezmos y ofrendas las sumas pagadas por diferentes personas pueden, por supuesto, variar grandemente, siendo que están en proporción con los ingresos. Para el pobre, el diezmo será una suma comparativamente pequeña y sus ofrendas estarán de acuerdo con sus posibilidades. Pero no es la magnitud de la ofrenda lo que hace al don aceptable a Dios; es el propósito del corazón, el espíritu de gratitud y amor que expresa. No hagáis sentir al pobre que sus ofrendas son tan pequeñas que no deben ser tenidas en consideración. Que ellos den conforme a sus posibilidades, sintiendo que son siervos de Dios, y que él aceptará sus ofrendas... Los que conservan las realidades eternas en vista, que aman a Dios con todo el corazón y el alma y las fuerzas, y a sus prójimos como a sí mismos, cumplirán escrupulosamente todo su deber, como si el velo fuera enrollado y ellos pudieran ver que están trabajando bajo la contemplación del universo celestial.—The Review and Herald, 16 de mayo de 1893.
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Satanás les ofrece a los hombres los reinos del mundo si ellos le ceden la supremacía. Muchos hacen esto y sacrifican el cielo. Es mejor morir que pecar; es mejor padecer necesidad que defraudar; es mejor pasar hambre que mentir.—Testimonies for the Church 4:495 (1880). {EUD 121.4}
Pero el perdón tiene un significado más abarcante del que muchos suponen. Cuando Dios promete que “será amplio en perdonar”, añade, como si el alcance de esa promesa fuera más de lo que pudiéramos entender: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.19 El perdón de Dios no es solamente un acto judicial por el cual libra de la condenación. No es sólo el perdón por el pecado. Es también una redención del pecado. Es la efusión del amor redentor que transforma el corazón. David tenía el verdadero concepto del perdón cuando oró “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. También dijo: “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones”.20 {DMJ 97.2}
https://egwwritings.org/?ref=es_DMJ.97.2&para=175.533


“No cerrará el tiempo de gracia hasta que el mensaje haya sido proclamado con más claridad. La ley de Dios ha de ser magnificada [...] El mensaje de la justicia de Cristo ha de resonar de un extremo de la tierra hasta el otro para preparar el camino del Señor. Esta es la gloria de Dios que terminará la obra del tercer ángel”. Joyas de los Testimonios (JT), vol. 2, (Bs. As.: ACES, 1956), pp. 373,374