A Fin de Conocerle
El pueblo peculiar de Dios, 7 de noviembre Quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras. Tito 2:14. https://ift.tt/EwzZ6U7 Lo que más distingue al pueblo de Dios de las religiones populares no es solamente su profesión, sino su carácter ejemplar y sus principios de amor abnegado. La influencia poderosa y purificadora del Espíritu de Dios ejercida sobre el corazón, se manifiesta en palabras y obras, los separa del mundo y los señala como pueblo peculiar de Dios. El carácter y la disposición de los seguidores de Cristo serán como los del Maestro. El es el modelo, el ejemplo santo y perfecto dado a los cristianos para que lo imiten... La abnegación, la humildad y la temperancia requeridas de los justos ... están ... en contraste con los hábitos de despilfarro y destrucción de la salud de la gente que vive en esta época degenerada. Dios ha mostrado que la reforma pro salud está tan estrechamente relacionada con el mensaje del tercer ángel como la mano está unida al cuerpo. Y el descuido de este importante tema produce más degeneración física y moral que ninguna otra cosa. ... Quienquiera que viole las obligaciones morales en el comer y el vestir, prepara el camino para violar las exigencias de Dios concernientes a los intereses eternos. Nuestros cuerpos no nos pertenecen. Dios tiene derecho a exigirnos el cuidado de la morada que nos ha dado para que le presentemos nuestros cuerpos como sacrificio vivo, santo y agradable. Nuestros cuerpos le pertenecen porque él los creó, y tenemos el deber de conocer inteligentemente los mejores medios de preservarlos contra el deterioro. Si debilitamos el cuerpo por la complacencia del apetito y por ataviarlo con vestidos perjudiciales para la salud, a fin de estar en armonía con el mundo, nos convertimos en enemigos de Dios. Dios requiere que actuemos conforme a la gracia que ha derramado sobre nosotros. ... Para cumplir nuestras responsabilidades, debemos situarnos en la elevada posición que se logra con el cumplimiento de las santas verdades.—The Review and Herald, 18 de mayo de 1886.
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El pueblo peculiar de Dios, 7 de noviembre Quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras. Tito 2:14. https://ift.tt/EwzZ6U7 Lo que más distingue al pueblo de Dios de las religiones populares no es solamente su profesión, sino su carácter ejemplar y sus principios de amor abnegado. La influencia poderosa y purificadora del Espíritu de Dios ejercida sobre el corazón, se manifiesta en palabras y obras, los separa del mundo y los señala como pueblo peculiar de Dios. El carácter y la disposición de los seguidores de Cristo serán como los del Maestro. El es el modelo, el ejemplo santo y perfecto dado a los cristianos para que lo imiten... La abnegación, la humildad y la temperancia requeridas de los justos ... están ... en contraste con los hábitos de despilfarro y destrucción de la salud de la gente que vive en esta época degenerada. Dios ha mostrado que la reforma pro salud está tan estrechamente relacionada con el mensaje del tercer ángel como la mano está unida al cuerpo. Y el descuido de este importante tema produce más degeneración física y moral que ninguna otra cosa. ... Quienquiera que viole las obligaciones morales en el comer y el vestir, prepara el camino para violar las exigencias de Dios concernientes a los intereses eternos. Nuestros cuerpos no nos pertenecen. Dios tiene derecho a exigirnos el cuidado de la morada que nos ha dado para que le presentemos nuestros cuerpos como sacrificio vivo, santo y agradable. Nuestros cuerpos le pertenecen porque él los creó, y tenemos el deber de conocer inteligentemente los mejores medios de preservarlos contra el deterioro. Si debilitamos el cuerpo por la complacencia del apetito y por ataviarlo con vestidos perjudiciales para la salud, a fin de estar en armonía con el mundo, nos convertimos en enemigos de Dios. Dios requiere que actuemos conforme a la gracia que ha derramado sobre nosotros. ... Para cumplir nuestras responsabilidades, debemos situarnos en la elevada posición que se logra con el cumplimiento de las santas verdades.—The Review and Herald, 18 de mayo de 1886.
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