Porque como la tierra produce su renuevo, y como el huerto hace brotar
su semilla, así Jehová el Señor hará brotar justicia y alabanza delante de
todas las naciones. Isaías 61:11. {CDCD 10.1}
Los oráculos vivientes de Dios, un “Escrito está”, son las hojas del
árbol de la vida, del cual el ser humano ha de alimentarse para obtener la vida
espiritual. Cuando comemos las palabras del Señor Jesucristo, nos dan vida
eterna. “Las palabras que yo os he hablado -dijo él-, son espíritu y son vida”. Juan 6:63. La corriente vital y restauradora de
Cristo cura las heridas causadas por el pecado. {CDCD 10.2}
“¡Oh, qué amigo nos es Cristo!
El sintió nuestra aflicción
y nos manda que llevemos
todo a Dios en oración”. {CDCD 10.3}
El sintió nuestra aflicción
y nos manda que llevemos
todo a Dios en oración”. {CDCD 10.3}
No importa qué conducta sigan los demás, nosotros, individualmente,
tenemos que obrar nuestra propia salvación con temor y temblor. ¿Por qué?
Porque es Dios quien obra en nosotros tanto el querer como el hacer según su
buena voluntad. Sí, para glorificar su propio nombre, obra en los corazones y
las mentes de los seres humanos, a quienes considera valiosos, si le permiten
actuar. {CDCD
10.4}
Cuando el hombre cayó, Dios comenzó a desbaratar los planes de Satanás.
Dios obra en los seres humanos. “Vosotros sois labranza de Dios, edificio de
Dios”. 1
Corintios 3:9. En el principio el Señor ordenó a Adán que cultivara la tierra. Esta
tarea resultó mucho más difícil debido a la transgresión de la ley de Dios. Al
pecar, el hombre obró contra su propio bien presente y eterno. La tierra fue
maldita porque debido a la desobediencia humana Satanás tuvo la oportunidad de
sembrar en el corazón la semilla del mal. La tierra, que al principio producía
sólo lo bueno, comenzó a producir cizaña, y su desarrollo produjo una lucha
continua. {CDCD
10.5}
El cultivo de la tierra es una escuela en la cual el hombre puede
aprender lecciones espirituales. Al cultivarla ve, como en un espejo, la obra
de Dios en el alma humana. El cultivo divino produce perfección. Si al
relacionarnos con Dios la obra progresa, el instrumento humano, por medio de
Cristo, logrará cada día victorias y honores en medio de la lucha. Vencerá
debido a la gracia, y se pondrá en terreno ventajoso.—Carta 5, del 4 de enero
de 1900, dirigida al Hno. Colcord. {CDCD 10.6}
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