El reino amenazado, 7 de febrero

El reino amenazado, 7 de febrero
Pero entendiendo Jesús que iban a venir para apoderarse de él y hacerle rey, volvió a retirarse al monte él solo. Juan 6:15{MGD 46.1}

Sentada sobre la llanura cubierta de hierba, en el crepúsculo primaveral, la gente comió los alimentos que Cristo había provisto... El milagro de los panes atraía a cada miembro de la vasta muchedumbre... Ningún poder humano podía crear, de cinco panes de cebada y dos pececillos, bastantes comestibles para alimentar a miles de personas hambrientas. Y se decían unos a otros: “Este verdaderamente es el profeta que había de venir al mundo”. Juan 6:14... Podía satisfacer todo deseo. Podía quebrantar el poder de los odiados romanos... Podía conquistar las naciones y dar a Israel el dominio que deseaba desde hacía mucho tiempo. {MGD 46.2}
En su entusiasmo, la gente estaba lista para coronarle rey en seguida. Se veía que él no hacía ningún esfuerzo para llamar la atención a sí mismo... Temían que nunca haría valer su derecho al trono de David. Consultando entre sí, convinieron en tomarle por fuerza y proclamarle rey de Israel... {MGD 46.3}

Jesús vio lo que se estaba tramando y comprendió, como no podían hacerlo ellos, cuál sería el resultado de un movimiento tal... La violencia y la insurrección seguirían a un esfuerzo hecho para colocarle sobre el trono, y la obra del reino espiritual quedaría estorbada. Sin dilación, el movimiento debía ser detenido. Llamando a sus discípulos, Jesús les ordenó que tomasen el bote y volviesen en seguida a Capernaum... {MGD 46.4}
Jesús ordenó entonces a la multitud que se dispersase; y su actitud era tan decidida que nadie se atrevió a desobedecerle... El porte regio de Jesús y sus pocas y tranquilas palabras de orden apagaron el tumulto y frustraron sus designios. Reconocieron en él un poder superior a toda autoridad terrenal, y sin una pregunta se sometieron... {MGD 46.5}
Las esperanzas que por mucho tiempo acariciaran, basadas en un engaño popular, habrían de frustrarse de la manera más dolorosa y humillante. En lugar de su exaltación al trono de David, habían de presenciar su crucifixión. Tal había de ser, por cierto, su verdadera coronación.—El Deseado de Todas las Gentes, 340-342{MGD 46.6}


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