Responsabilidad individual para obedecer la ley, 7 de febrero
Todos tus mandamientos son justicia. Salmos 119:172. {RJ 44.1}
El Espíritu de Dios nos guiará en la senda de los mandamientos; porque
la promesa es que “cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la
verdad”Juan
16:13. Debiéramos probar los espíritus con la norma de la Palabra de Dios,
porque hay muchos espíritus en el mundo. “¡A la ley y al testimonio! Si no
dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido”. Isaías 8:20. {RJ 44.2}
Dios requiere de cada uno de nosotros una responsabilidad individual, y
nos pide que lo sirvamos por principio, que lo escojamos por nosotros mismos... {RJ 44.3}
Dios no considera livianamente la transgresión de su ley. “La paga del
pecado es muerte”. Romanos
6:23. Las consecuencias de la desobediencia prueban que la naturaleza del
pecado está en enemistad con el bienestar del gobierno de Dios y el bien de sus
criaturas. Dios es un Dios celoso que visita los pecados de los padres sobre
los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que le aborrecen. Los
resultados de la transgresión siguen a aquellos que persisten en hacer el mal;
pero muestra misericordia sobre millares de los que le aman y guardan sus
mandamientos. Los que se arrepienten y vuelven a su servicio encuentran el
favor del Señor; y El perdona todas sus iniquidades y sana todas sus dolencias. {RJ 44.4}
En asuntos terrenales, el siervo que busca más cuidadosamente cumplir
los requerimientos de su trabajo y cumplir la voluntad de su Señor, es el más
altamente apreciado. Un caballero deseaba cierta vez emplear a un cochero de
confianza. Varios hombres acudieron en respuesta a su pedido. A cada uno le
preguntó cuán cerca podía pasar del borde de cierto precipicio sin volcar el
carruaje. Uno tras otro respondieron que podían acercarse hasta una distancia
muy peligrosa; pero por fin uno contestó que se mantendría tan lejos como fuera
posible de una empresa tan peligrosa. Este fue empleado para cubrir el cargo. {RJ 44.5}
¿Debiera un hombre apreciar más a un buen siervo de lo que puede hacerlo
nuestro Padre celestial? Nuestra preocupación no debiera ser cuán lejos podemos
apartarnos de los mandamientos de Dios, y presumir de la misericordia del
Legislador, y todavía hacernos la ilusión de que estamos dentro de los límites
de la tolerancia divina. Nuestro interés debiera ser mantenernos tan lejos como
sea posible de la transgresión. Debiéramos determinarnos a estar del lado de
Cristo y de nuestro Padre celestial, y no correr riesgos por una obstinada presunción... {RJ 44.6}
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