Cada Día con Dios


Apresuremos la venida de Jesús, 25 de noviembre https://ift.tt/3l7PozI Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios! 2 Pedro 3:11, 12. Me encontraba en Inglaterra en ocasión del jubileo de la reina. Su figura aparecía en todas las ventanas, impresa en papel, sobre vidrio, y en toda suerte de cosas. Se hizo todo lo posible para que estuviera presente en la memoria y los pensamientos del pueblo. ¡Qué desfiles! Se gastaron en esa ocasión miles y miles de dólares. La gente pagaba cantidad de dólares para lograr un lugar en una ventana con el propósito de ver el desfile. Se pagaban 200 ó 300 dólares por un lugar junto a una ventana para ver a la reina. Yo me encontraba en Londres cuando se manifestó todo este despliegue de entusiasmo. Me entristeció... Tenían derecho a hacerlo, pero pensé: “Aquí estamos esperando que el Señor venga en las nubes de los cielos. ¿Lo recordamos? Si realmente creemos en Jesús, y en su venida, si estamos morando en Cristo, no nos quejaremos por cada pequeña cruz que tengamos que llevar. Pensaremos en lo que Cristo, nuestro Salvador, ha hecho por nosotros. Al contemplar la cruz del Calvario, las pequeñas ofensas que se nos han inferido, desaparecerán. ¿Por qué, como cristianos, no exaltamos al Hombre del Calvario? Cristo depuso su manto de gloria y se hizo pobre por nosotros. Era rico, pero se hizo pobre para que por su pobreza fuéramos enriquecidos”. Este sacrificio no nos valdrá de nada a menos que nos aferremos de Cristo por la fe. Por nosotros mismos no somos justos en absoluto. Todas las profecías indican que el fin de todas las cosas está cerca. Pongamos nuestros corazones en armonía con Dios... Hay vida más allá. La eternidad existe. Es una vida de felicidad. La muerte no puede entrar allá. No habrá miasmas contaminantes allá. No habrá ni enfermedad, ni dolor ni pesar. ¿No quisieran estar allá? Las calles están pavimentadas con oro y podrán ver al Rey en su hermosura. Yo quiero estar allá. Quiero ver al Rey en su majestad. No induzcamos a la gente a creer que pueden ir allá llevando sus pecados. Sus caracteres tienen que cambiar aquí. Tenemos que aprender a entonar los himnos de la redención aquí si alguna vez los hemos de entonar en el cielo. Entonemos alabanzas a la bondad de Dios. Hablemos de su poder.—Manuscrito 20, sermón del 25 de noviembre de 1888.

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Satanás les ofrece a los hombres los reinos del mundo si ellos le ceden la supremacía. Muchos hacen esto y sacrifican el cielo. Es mejor morir que pecar; es mejor padecer necesidad que defraudar; es mejor pasar hambre que mentir.—Testimonies for the Church 4:495 (1880). {EUD 121.4}
Pero el perdón tiene un significado más abarcante del que muchos suponen. Cuando Dios promete que “será amplio en perdonar”, añade, como si el alcance de esa promesa fuera más de lo que pudiéramos entender: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.19 El perdón de Dios no es solamente un acto judicial por el cual libra de la condenación. No es sólo el perdón por el pecado. Es también una redención del pecado. Es la efusión del amor redentor que transforma el corazón. David tenía el verdadero concepto del perdón cuando oró “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. También dijo: “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones”.20 {DMJ 97.2}
https://egwwritings.org/?ref=es_DMJ.97.2&para=175.533


“No cerrará el tiempo de gracia hasta que el mensaje haya sido proclamado con más claridad. La ley de Dios ha de ser magnificada [...] El mensaje de la justicia de Cristo ha de resonar de un extremo de la tierra hasta el otro para preparar el camino del Señor. Esta es la gloria de Dios que terminará la obra del tercer ángel”. Joyas de los Testimonios (JT), vol. 2, (Bs. As.: ACES, 1956), pp. 373,374