Ser Semejante a Jesús


Ser cortés, alzando las cargas de otros como hizo Jesús, 25 de noviembre https://ift.tt/3FQCo9x Finalmente, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables; no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición. 1 Pedro 3:8, 9. Los que trabajan por Cristo deben ser puros, rectos y dignos de confianza, y ser también de corazón tierno, compasivos y corteses. Hay una gracia especial en el trato de los que son verdaderamente corteses. Las palabras bondadosas, las miradas placenteras, un comportamiento cortés, son de valor inestimable. Los cristianos descorteses, por el descuido en el trato con los demás, muestran que no están en unión con Cristo. Es imposible estar en unión con Cristo y a la vez ser descorteses. Lo que Cristo fue en su vida sobre esta tierra es lo que debe ser todo cristiano. Él es nuestro ejemplo, no solamente en su impecable pureza sino en su paciencia, en su bondad y en lo atractivo de su disposición. Él era firme como una roca en lo que concernía a la verdad y al deber, pero invariablemente bondadoso y cortés. Su vida era una verdadera ilustración de la verdadera cortesía. Siempre tenía una mirada bondadosa y una palabra de aliento para el necesitado y oprimido. Su presencia introducía una atmósfera más pura en el hogar, y su vida era una levadura activa entre los elementos de la sociedad. Inocente e incorruptible, caminaba entre los descuidados, los rudos, los descorteses; en medio de los injustos publicanos, los arbitrarios samaritanos, los soldados paganos, los rudos campesinos y la multitud mixta. Hablaba una palabra de simpatía aquí, y otra palabra allí, mientras veía a la gente cansada y obligada a llevar cargas pesadas. Compartía sus cargas y les repetía las lecciones que había aprendido de la naturaleza, acerca del amor, la bondad y la amabilidad de Dios. Trataba de inspirar esperanza en el más rudo, y en el que menos prometía, dándoles la seguridad de que podían llegar a ser irreprensibles e inocentes, y a adquirir un carácter que los revelara como hijos de Dios... El amor de Cristo suaviza el corazón y aligera toda dureza de la disposición. Aprendamos de él cómo combinar un alto sentido de pureza e integridad con un temperamento alegre. Un cristiano bondadoso y cortés es el argumento más poderoso que pueda presentarse en favor del evangelio.—Mensajes Selectos 3:270-272.

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Satanás les ofrece a los hombres los reinos del mundo si ellos le ceden la supremacía. Muchos hacen esto y sacrifican el cielo. Es mejor morir que pecar; es mejor padecer necesidad que defraudar; es mejor pasar hambre que mentir.—Testimonies for the Church 4:495 (1880). {EUD 121.4}
Pero el perdón tiene un significado más abarcante del que muchos suponen. Cuando Dios promete que “será amplio en perdonar”, añade, como si el alcance de esa promesa fuera más de lo que pudiéramos entender: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.19 El perdón de Dios no es solamente un acto judicial por el cual libra de la condenación. No es sólo el perdón por el pecado. Es también una redención del pecado. Es la efusión del amor redentor que transforma el corazón. David tenía el verdadero concepto del perdón cuando oró “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. También dijo: “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones”.20 {DMJ 97.2}
https://egwwritings.org/?ref=es_DMJ.97.2&para=175.533


“No cerrará el tiempo de gracia hasta que el mensaje haya sido proclamado con más claridad. La ley de Dios ha de ser magnificada [...] El mensaje de la justicia de Cristo ha de resonar de un extremo de la tierra hasta el otro para preparar el camino del Señor. Esta es la gloria de Dios que terminará la obra del tercer ángel”. Joyas de los Testimonios (JT), vol. 2, (Bs. As.: ACES, 1956), pp. 373,374