El Cristo Triunfante


Los primeros oponentes ridiculizaron a los adventistas, 25 de noviembre https://ift.tt/3DV2445 “¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?” Romanos 8:35. En lugar de basar sus argumentos en las Escrituras, los oponentes de la fe adventista escogieron emplear el ridículo y la burla. En sus esfuerzos por acopiar insultos sobre Guillermo Miller y su obra, el negligente y el impío, animados por la postura de los maestros religiosos, recurrieron a epítetos insultantes, a agudezas blasfemas y de muy bajo nivel. El encanecido caballero que había abandonado una casa confortable para viajar por su propio peculio de ciudad en ciudad, de una población a otra, en un esfuerzo por llevar al mundo la advertencia del solemne e inminente juicio, fue denunciado como fanático, mentiroso y bribón especulador. Se emplearon tiempo, medios, y talentos con el fin de difamar a los adventistas en abierto prejuicio contra ellos y arrojándolos al desprecio del público. Los ministros religiosos se ocuparon de recoger informas perjudiciales, fabricaciones absurdas y maliciosas, diseminándolas desde el púlpito. Se hicieron ingentes esfuerzos por alejar las mentes del pueblo del tema de la segunda venida. Sin embargo, en la búsqueda de aplastar al adventismo, el ministerio popular minó la fe en la Palabra de Dios. Se presentó como un pecado, algo vergonzoso para todos, la dedicación de tiempo al estudio de las profecías relacionadas con la venida de Cristo y el fin del mundo. Esta enseñanza hizo que algunos infieles y muchos otros se tomaran la libertad de andar según sus propias pasiones. Entonces los autores de este mal acusaron de todo esto a los adventistas. Los [hermanos] Wesley confrontaron imputaciones similares de ciertos ministros agnósticos que constantemente perturbaron su labor y buscaron destruir su influencia. Se dijo de ellos que carecían de caridad, se los acusó de orgullo y vanidad, porque no rindieron pleitesía a las enseñanzas populares de ese tiempo. Juan Wesley intrépidamente desbarató estas acusaciones, demostrando que eran ellos los responsables de los mismos males de los que se acusaban a los metodistas... El gran conflicto entre la verdad y el error se ha desarrollado a lo largo de la historia desde la caída del hombre. Dios y los ángeles y aquellos que se les han unido, han estado invitando, insistentemente, al arrepentimiento, a la santidad y a ir al cielo; en tanto que Satanás y sus ángeles, y los agentes humanos inspirados por ellos, se han opuesto a todos los esfuerzos divinos por bendecir y salvar a la humanidad caída.—Spiritual Gifts 4:218-220.

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Satanás les ofrece a los hombres los reinos del mundo si ellos le ceden la supremacía. Muchos hacen esto y sacrifican el cielo. Es mejor morir que pecar; es mejor padecer necesidad que defraudar; es mejor pasar hambre que mentir.—Testimonies for the Church 4:495 (1880). {EUD 121.4}
Pero el perdón tiene un significado más abarcante del que muchos suponen. Cuando Dios promete que “será amplio en perdonar”, añade, como si el alcance de esa promesa fuera más de lo que pudiéramos entender: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.19 El perdón de Dios no es solamente un acto judicial por el cual libra de la condenación. No es sólo el perdón por el pecado. Es también una redención del pecado. Es la efusión del amor redentor que transforma el corazón. David tenía el verdadero concepto del perdón cuando oró “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. También dijo: “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones”.20 {DMJ 97.2}
https://egwwritings.org/?ref=es_DMJ.97.2&para=175.533


“No cerrará el tiempo de gracia hasta que el mensaje haya sido proclamado con más claridad. La ley de Dios ha de ser magnificada [...] El mensaje de la justicia de Cristo ha de resonar de un extremo de la tierra hasta el otro para preparar el camino del Señor. Esta es la gloria de Dios que terminará la obra del tercer ángel”. Joyas de los Testimonios (JT), vol. 2, (Bs. As.: ACES, 1956), pp. 373,374