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El Cristo Triunfante


Dios nos invita a ser hijos de la luz, 17 de noviembre https://ift.tt/3kKfE2V “Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día: no somos de la noche ni de las tinieblas”. 1 Tesalonicenses 5:5. La Biblia es el gran orientador dado por Dios. Es una lámpara a nuestros pies, una luz en el camino. Ilumina la senda por la que viajamos y sus rayos se extienden hacia atrás hasta nuestra historia pasada, mostrándonos la armonía más perfecta en algo que a la mente sumida en la oscuridad le parece una manifestación de error o conflicto. Y en lo que pareciera ser un misterio inexplicable para el mundano, los hijos de Dios encuentran luz y armonía. Dios ha señalado el camino con los indicadores proféticos. No se nos ha librado a depender de la sabiduría humana. Los grandes carteles indicadores que el propio Dios ha levantado nos muestran que la senda de la obediencia es el único camino que podemos seguir con certidumbre... Los israelitas colocaron sobre sus puertas una señal de sangre para indicar que eran propiedad de Dios. Así también los hijos de Dios de este tiempo deben llevar la señal que Dios ha especificado... Dios declara: “Les di también mis sábados, que fuesen por señal entre mí y ellos, para que supiesen que yo soy Jehová que los santifico”. Cuando se dice que la ley de Dios ha sido abrogada por los testimonios de “los padres”, se está enseñando como doctrina lo que en realidad son mandamientos de hombres... Estamos viviendo en un período importante en la historia de esta tierra. El gran conflicto está ante nosotros... El hombre de pecado ha trabajado con gran perseverancia para exaltar un sábado espurio, en tanto que el desleal mundo protestante se mueve maravillado detrás de la bestia y ha reclamado obediencia a un sábado instituido en manifiesta deslealtad a Jehová por las leyes de las naciones. Los reinos se han confederado a fin de apoyar la falsa institución sabática, que no tiene la más mínima palabra de autoridad en los oráculos de Dios... El gran conflicto que ahora está emprendiéndose no es una simple contienda de unos seres humanos contra otros. Por un lado está el Príncipe de la Vida, actuando como nuestro sustituto y garante; por el otro se encuentra el príncipe de las tinieblas, con los ángeles caídos bajo sus órdenes... “Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo”. Habrá un agudo conflicto entre quienes son leales a Dios y aquellos que desdeñaron su ley. La iglesia ha unido sus manos con el mundo. Se ha subvertido la reverencia a las leyes de Dios. Los dirigentes religiosos han enseñado como doctrina mandamientos de hombres. Como fue en los días de Noé así será en esta época del mundo... El que es verdaderamente fiel no será arrastrado por la corriente de maldad. Jamás considerará como digno de desdén y desprecio lo que Dios ha apartado como santo. La prueba le llega a cada uno. Hay sólo dos caminos. ¿Cuál ha de ser el tuyo?—Manuscrito 39, 1899.

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