Magnificamos la ley por nuestras
palabras y acciones, 9 de febrero
Mas cualquiera que los haga y los enseñe [a estos mandamientos], éste
será llamado grande en el reino de los cielos.Mateo 5:19. {RJ 46.1}
¿Qué razón tienen los hombres para pensar que Dios no se preocupa si
ellos le obedecen sin reservas o siguen su propio camino? Adán y Eva perdieron
el Edén por una transgresión a su orden; y ¿cómo nos atreveríamos a jugar con
la ley del Altísimo, y construir en nuestras almas engañosas excusas? Hacemos
esto con terrible peligro. Debemos guardar toda la ley, cada jota y cada tilde;
porque el que ofendiere en un punto es culpable de todos. Cada rayo de luz debe
ser recibido y atesorado, o nos convertiremos en cuerpos de oscuridad. El Señor
Jesús declara: “De manera que cualquiera que quebrante uno de estos
mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado
en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será
llamado grande en el reino de los cielos”. Debiéramos magnificar los preceptos
del Cielo por nuestras palabras y acciones... {RJ 46.2}
Antes de que el diluvio arrasara la tierra, Dios envió un mensaje por
medio de Noé para advertir a la gente de la inminente catástrofe. Hubo quienes
no creyeron en la advertencia; pero su incredulidad no detuvo la lluvia, ni
evitó que las aguas del abismo sumergieran a un mundo burlador. Y hoy, mientras
se presenta el último mensaje para traer a los siervos de Dios a la armonía con
cada precepto de su ley, habrá burladores e incrédulos; pero cada alma debe
mantenerse en su propia integridad. Como Noé fue fiel al advertir al mundo
antediluviano, así debemos ser fieles al gran propósito que Dios nos ha dado.
Aunque hay burladores... en cada lugar, no debemos retraernos de presentar la
verdad del Cielo a esta generación... {RJ 46.3}
Hay quienes se agradarían de arrullarlos hasta hacerlos dormir en su
carnal seguridad; pero yo tengo una tarea diferente. Mi mensaje es para alarmarlos,
para llevarlos a reformar sus vidas y abandonar su rebelión contra el Dios del
universo... {RJ
46.4}
La fe en Jesús no anula la ley, sino que la establece, y producirá
frutos de obediencia en nuestras vidas... {RJ 46.5}
La iglesia que Cristo presenta ante el trono de su gloria es sin
“mancha, ni arruga, ni cosa semejante”. ¿Desea usted estar entre aquellos que
hayan lavado las ropas del carácter en la sangre del Cordero? Entonces, deje de
hacer lo malo; aprenda a hacer el bien Isaías 1:16, 17; camine en los
mandamientos y las ordenanzas de Dios sin culpa. No ha de preguntar si guardar
la verdad del Cielo se ajusta a su conveniencia. Ha de tomar su cruz y seguir a
Cristo, cueste lo que costare. Encontrará que su yugo es fácil y su carga es
ligera.—The Review
and Herald, 22 de junio de 1911. {RJ 46.6}
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