
𝐋𝐚 𝐚𝐥𝐚𝐛𝐚𝐧𝐳𝐚 𝐚 𝐃𝐢𝐨𝐬 𝐭𝐢𝐞𝐧𝐞 𝐮𝐧 𝐩𝐨𝐝𝐞𝐫 𝐢𝐫𝐫𝐞𝐬𝐢𝐬𝐭𝐢𝐛𝐥𝐞, 𝟏𝟗 𝐝𝐞 𝐧𝐨𝐯𝐢𝐞𝐦𝐛𝐫𝐞 https://m.egwwritings.org/es/book/1748.2442#2442 𝐄𝐧𝐭𝐨𝐧𝐜𝐞𝐬 𝐥𝐨𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐭𝐞𝐦í𝐚𝐧 𝐚 𝐉𝐞𝐡𝐨𝐯á 𝐡𝐚𝐛𝐥𝐚𝐫𝐨𝐧 𝐜𝐚𝐝𝐚 𝐮𝐧𝐨 𝐚 𝐬𝐮 𝐜𝐨𝐦𝐩𝐚ñ𝐞𝐫𝐨; 𝐲 𝐉𝐞𝐡𝐨𝐯á 𝐞𝐬𝐜𝐮𝐜𝐡ó 𝐲 𝐨𝐲ó, 𝐲 𝐟𝐮𝐞 𝐞𝐬𝐜𝐫𝐢𝐭𝐨 𝐥𝐢𝐛𝐫𝐨 𝐝𝐞 𝐦𝐞𝐦𝐨𝐫𝐢𝐚 𝐝𝐞𝐥𝐚𝐧𝐭𝐞 𝐝𝐞 é𝐥 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐥𝐨𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐭𝐞𝐦𝐞𝐧 𝐚 𝐉𝐞𝐡𝐨𝐯á, 𝐲 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐥𝐨𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐩𝐢𝐞𝐧𝐬𝐚𝐧 𝐞𝐧 𝐬𝐮 𝐧𝐨𝐦𝐛𝐫𝐞. 𝐌𝐚𝐥𝐚𝐪𝐮í𝐚𝐬 𝟑:𝟏𝟔. Al cristiano se otorga el gozo de reunir los rayos de luz eterna del trono de gloria, y de reflejar esos rayos no sólo sobre su propio camino, sino sobre los senderos de las personas con quienes él se relaciona. Al hablar palabras de esperanza y estímulo, de agradecida alabanza y bondadoso aliento, puede esforzarse por ayudar a quienes lo rodean a ser mejores, a elevarlos, a señalarles el camino al cielo y la gloria, y conducirlos a buscar, por sobre todas las cosas terrenales, la sustancia eterna, las riquezas que son imperecederas. “Regocijaos en el Señor siempre—dice el apóstol—. Otra vez digo: ¡Regocijaos!” Filipenses 4:4. Doquiera vayamos, debemos llevar una atmósfera de esperanza y gozo cristianos; entonces quienes están separados de Cristo verán atractivo en la religión que profesamos; los incrédulos verán la consistencia de nuestra fe... No sólo en la asociación diaria con los creyentes y los incrédulos hemos de glorificar a Dios al hablar a menudo unos a otros palabras de gratitud y regocijo. Como cristianos, se nos exhorta a no dejar de reunirnos, para nuestro propio refrigerio y para impartir el consuelo que hemos recibido. En estas reuniones, celebradas semana tras semana, debemos espaciarnos en la bondad y las muchas misericordias de Dios, en su poder para salvar del pecado... Nuestras reuniones de oración y de sociabilidad deberían ser de especial ayuda y aliento... Esto puede ser hecho de mejor manera si tenemos una nueva experiencia diaria en las cosas de Dios, y no vacilamos en hablar de su amor en las asambleas de su pueblo... Si pensáramos y habláramos más de Jesús, y menos de nosotros mismos, tendríamos mucho más de su presencia. Si permanecemos en él, seremos tan llenos de paz, fe y valor, y tendremos tan victoriosas experiencias para relatar cuando vengamos a las reuniones, que otros serán refrescados por nuestro testimonio claro y decidido por Dios. Estos preciosos reconocimientos de alabanza a la gloria de su gracia, cuando son presentados por una vida semejante a la de Cristo, tienen un poder irresistible, que obra para la salvación de las almas.
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