¡Maranata: El Senor Viene!


Jesús, el centro de todo, 15 de enero Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana. Apocalipsis 22:16. Los peligros de los últimos días están sobre nosotros, y en nuestro trabajo hemos de amonestar a la gente acerca del peligro en que está. No se dejen sin tratar las solemnes escenas que la profecía ha revelado. Si nuestros hermanos estuvieran despiertos aunque fuera a medias, si se dieran cuenta de la cercanía de los sucesos descriptos en el Apocalipsis, se realizaría una reforma en nuestras iglesias, y muchos más creerían el mensaje. No tenemos tiempo que perder... Presentad nuevos principios, y acumulad la clara verdad. Ella será como espada de doble filo. Pero no os manifestéis demasiado dispuestos a asumir una actitud polémica. Hay ocasiones en que hemos de quedar quietos para ver la salvación de Dios. Dejad que hablen Daniel y el Apocalipsis, y digan cuál es la verdad. Pero sea cual fuere el aspecto del tema que se presente, ensalzad a Jesús como el centro de toda esperanza, “la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana”. No cavamos en forma suficientemente profunda para escudriñar la verdad. A todo creyente en la verdad presente se le requerirá en algún momento que dé razón de la esperanza que hay en él. Los hijos de Dios han de ser llamados a la presencia de reyes, príncipes, gobernantes y grandes hombres de la tierra, y éstos deben saber que ellos conocen cuál es la verdad. Deben ser hombres y mujeres convertidos. Dios puede enseñaros en un momento, por su Espíritu Santo, más de lo que podríais aprender de los grandes hombres de la tierra. El universo está observando el conflicto que se desarrolla sobre la tierra. A un costo infinito, Dios le ha proporcionado a todo hombre una oportunidad para que conozca lo que ha de hacerlo sabio para la salvación. ¡Cuán ávidamente miran los ángeles para ver quiénes aprovecharán esta oportunidad! Cuando se presenta un mensaje a los hijos de Dios, éstos no deben levantarse en oposición a él; deben ir a la Biblia, comparándolo con la ley y el testimonio, y si no soporta esta prueba, no es verdad. Dios quiere que nuestras mentes se expandan. Desea colocar su gracia sobre nosotros. Podemos tener un banquete de cosas buenas todos los días, pues Dios puede abrir todo el tesoro del cielo para nosotros.20Testimonios para los Ministros, 118, 119.

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Nuestro estudio en los siglos futuros, 23 de diciembre Para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bonda...

Satanás les ofrece a los hombres los reinos del mundo si ellos le ceden la supremacía. Muchos hacen esto y sacrifican el cielo. Es mejor morir que pecar; es mejor padecer necesidad que defraudar; es mejor pasar hambre que mentir.—Testimonies for the Church 4:495 (1880). {EUD 121.4}
Pero el perdón tiene un significado más abarcante del que muchos suponen. Cuando Dios promete que “será amplio en perdonar”, añade, como si el alcance de esa promesa fuera más de lo que pudiéramos entender: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.19 El perdón de Dios no es solamente un acto judicial por el cual libra de la condenación. No es sólo el perdón por el pecado. Es también una redención del pecado. Es la efusión del amor redentor que transforma el corazón. David tenía el verdadero concepto del perdón cuando oró “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. También dijo: “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones”.20 {DMJ 97.2}
https://egwwritings.org/?ref=es_DMJ.97.2&para=175.533


“No cerrará el tiempo de gracia hasta que el mensaje haya sido proclamado con más claridad. La ley de Dios ha de ser magnificada [...] El mensaje de la justicia de Cristo ha de resonar de un extremo de la tierra hasta el otro para preparar el camino del Señor. Esta es la gloria de Dios que terminará la obra del tercer ángel”. Joyas de los Testimonios (JT), vol. 2, (Bs. As.: ACES, 1956), pp. 373,374