
𝐂𝐫𝐞𝐜𝐞𝐦𝐨𝐬 𝐞𝐧 𝐂𝐫𝐢𝐬𝐭𝐨, 𝟐𝟎 𝐝𝐞 𝐧𝐨𝐯𝐢𝐞𝐦𝐛𝐫𝐞 https://m.egwwritings.org/es/book/1705.1961#1961 𝐏𝐚𝐫𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐲𝐚 𝐧𝐨 𝐬𝐞𝐚𝐦𝐨𝐬 𝐧𝐢ñ𝐨𝐬 𝐟𝐥𝐮𝐜𝐭𝐮𝐚𝐧𝐭𝐞𝐬, 𝐥𝐥𝐞𝐯𝐚𝐝𝐨𝐬 𝐩𝐨𝐫 𝐝𝐨𝐪𝐮𝐢𝐞𝐫𝐚 𝐝𝐞 𝐭𝐨𝐝𝐨 𝐯𝐢𝐞𝐧𝐭𝐨 𝐝𝐞 𝐝𝐨𝐜𝐭𝐫𝐢𝐧𝐚,... 𝐬𝐢𝐧𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐬𝐢𝐠𝐮𝐢𝐞𝐧𝐝𝐨 𝐥𝐚 𝐯𝐞𝐫𝐝𝐚𝐝 𝐞𝐧 𝐚𝐦𝐨𝐫, 𝐜𝐫𝐞𝐳𝐜𝐚𝐦𝐨𝐬 𝐞𝐧 𝐭𝐨𝐝𝐨 𝐞𝐧 𝐚𝐪𝐮𝐞𝐥 𝐪𝐮𝐞 𝐞𝐬 𝐥𝐚 𝐜𝐚𝐛𝐞𝐳𝐚, 𝐞𝐬𝐭𝐨 𝐞𝐬, 𝐂𝐫𝐢𝐬𝐭𝐨. 𝐄𝐟𝐞𝐬𝐢𝐨𝐬 𝟒:𝟏𝟒, 𝟏𝟓. No pueden debilitar su propia influencia y mantenerse firmes, más que si debilitaran la de los demás.—Carta 16, 1886. Permita que su confianza en sus hermanos aumente constantemente, porque cuando piensan el mal, hablan el mal. De ese modo se hacen daño y se debilitan, cuando deberían estar fuertes en Dios y en el poder de su fortaleza.—Carta 182, 1901. No es privilegio nuestro juzgar las acciones de los demás o criticar sus fracasos. Dios no nos ha hecho los portadores de los pecados de los otros. Es con nosotros mismos con quienes tenemos que ver. Mientras más perfecta sea la obra del arrepentimiento y la reforma en nuestra vida, menos veremos para criticar en los demás. Obramos mal cuando nos medimos con los defectos que vemos en los otros. Dios no obra en esa forma. El comprende las circunstancias de cada vida, y juzga al ser humano por las ventajas que ha tenido cada uno para perfeccionar un carácter cristiano. Toma en cuenta las oportunidades que el instrumento humano ha tenido para obtener un conocimiento de Dios y su verdad. El que tiene verdadera estima por la ley de Dios, no comparará su carácter con el de los demás. Juzgará su vida por la santa ley de Dios... En nuestro propio beneficio Dios nos pide... que hagamos una obra cabal para purificar de pecado el templo del alma. En sus instrucciones para sus discípulos, el Salvador da a conocer cuán completa será la erradicación del mal: “Si tu ojo derecho te fuere ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti”.—The Youth’s Instructor, 11 de febrero de 1908.
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