La meditación más excelsa, 10 de marzo
Mirad cuál amor nos ha dado el
Padre, para que seamos llamados hijos de Dios. 1 Juan 3:1. MSV76 75.1
¡Qué amor, qué amor
incomparable, que nosotros, pecadores y extranjeros, podamos ser llevados de
nuevo a Dios y adoptados en su familia! Podemos dirigirnos a él con el nombre
cariñoso de “Padre nuestro”... MSV76 75.2
Todo el amor paterno que se
haya transmitido de generación a generación por medio de los corazones humanos,
todos los manantiales de ternura que se hayan abierto en las almas de los
hombres, son tan sólo como una gota del ilimitado océano, cuando se comparan
con el amor infinito e inagotable de Dios. La lengua no lo puede expresar, la
pluma no lo puede describir. Podéis meditar en él cada día de vuestra vida;
podéis escudriñar las Escrituras diligentemente a fin de comprenderlo; podéis
dedicar toda facultad y capacidad que Dios os ha dado al esfuerzo de comprender
el amor y la compasión del Padre celestial; y aun queda su carácter infinito.
Podéis estudiar este amor durante siglos, sin comprender nunca plenamente la
longitud y la anchura, la profundidad y la altura del amor de Dios al dar a su Hijo
para que muriese por el mundo. La eternidad misma no lo revelará nunca
plenamente. MSV76 75.3
Sin embargo, cuando estudiemos
la Biblia y meditemos en la vida de Cristo y el plan de redención, estos
grandes temas se revelarán más y más a nuestro entendimiento.19Joyas de los Testimonios 2:336, 337. MSV76 75.4
Cristo vino para revelar a Dios
al mundo como un Dios de amor, lleno de misericordia, ternura y compasión.20Joyas de los Testimonios 2:335. MSV76 75.5
Sería bueno que dedicásemos una
hora de meditación cada día para repasar la vida de Cristo desde el pesebre
hasta el Calvario. Debemos considerarla punto por punto, y dejar que la
imaginación capte vívidamente cada escena, especialmente las finales de su vida
terrenal. Al contemplar así sus enseñanzas y sus sufrimientos, y el sacrificio
infinito que hizo para la salvación de la familia humana, podemos fortalecer
nuestra fe, vivificar nuestro amor, compenetrarnos más profundamente del
espíritu que sostuvo a nuestro Salvador. MSV76 75.6
Si queremos ser salvos al fin,
debemos aprender todos, al pie de la cruz, la lección de penitencia y fe...
Todo lo noble y generoso que hay en el hombre responderá a la contemplación de
Cristo en la cruz.21Testimonies
for the Church 4:374. MSV76 75.7
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