Acción de gracias y alabanza, 13 de febrero
Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con alabanza; alabadle, bendecid su nombre. Salmos 100:4. DNC 52.1
Si consagráramos corazón y mente al servicio de Dios, e hiciéramos
la obra que él nos encomendó y siguiéramos las huellas de Jesús, nuestros
corazones se convertirían en arpas sagradas, y todas sus cuerdas vibrarían para
elevar alabanzas y acciones de gracias en honor del Cordero enviado por Dios
para quitar el pecado del mundo... DNC
52.2
Cristo quiere que nuestros pensamientos se concentren en él...
Apartad vuestra mirada de vosotros y contemplad a Jesucristo, esencia de toda
bendición y gracia, esencia de todo lo que es precioso y valioso para los hijos
de Dios... DNC
52.3
El Señor Jesús es nuestra fortaleza y felicidad; es el gran
depósito del cual los hombres pueden sacar fortaleza en cualquier ocasión. Al
analizarlo, al hablar con él, nos ponemos en mejores condiciones de
contemplarlo: al apropiarnos de su gracia y recibir las bendiciones que nos
prodiga, tenemos algo con lo que podemos ayudar a los demás. Llenos de
gratitud, transmitimos a los demás las bendiciones que se nos dieron
gratuitamente. Al recibir e impartir de esa manera, crecemos en gracia; y un
constante himno de alabanza y gratitud fluye de nuestros labios; el dulce
espíritu de Jesús enciende el reconocimiento en nuestro corazón, y el alma
adquiere elevado sentido de seguridad. La infalible e inagotable justicia de
Cristo se convierte en nuestra justicia por fe. DNC
52.4
Que las frescas bendiciones de cada nuevo día despierten la
alabanza en nuestros corazones por estas señales de su cuidado amoroso. Al
abrir vuestros ojos por la mañana, dad gracias a Dios por haberos guardado en
la noche. Dadle gracias por la paz con que llena vuestro corazón. Que por la
mañana, a mediodía y por la noche suba vuestro agradecimiento hasta el cielo
cual dulce perfume. DNC
52.5
Los ángeles de Dios, millares sobre millares y millones de
millones, son comisionados para atender a los que han de ser herederos de la
salvación. Nos guardan del mal y repelen las fuerzas de las tinieblas que
procuran destruirnos. ¿No tenemos motivos de continuo agradecimiento, aun cuando
al parecer nuestro camino esté sembrado de dificultades?* DNC
52.6
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