Creados de nuevo, exaltad a Jesús como el
creador, 13 de febrero
No
os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de
vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios,
agradable y perfecta. Romanos 12:2. EJ 52.1
Cristo
murió en la cruz para librar al mundo de perecer en el pecado, y en esta obra
les solicita su colaboración. Ustedes deben ser sus manos ayudadoras. Con
esfuerzos fervorosos e infatigables han de trabajar por la salvación de los
perdidos. Recuerden que fueron sus pecados los que hicieron necesaria la cruz.
Cuando aceptaron a Cristo como su Salvador ustedes prometieron unirse a él en
llevar la cruz. Han echado su suerte con él para vida o muerte, y son parte
integrante del gran plan de redención. EJ 52.2
El
poder transformador de la gracia de Cristo moldea a quien se entrega al
servicio de Dios. Cuando se halla imbuido del Espíritu del Redentor, está
dispuesto a negarse a sí mismo, listo para tomar su cruz y presto a realizar
cualquier sacrificio por el Maestro. Ya no puede ser indiferente a las almas
que perecen alrededor suyo. Se eleva por encima del autoservicio. Cristo lo ha
transformado en una nueva criatura y el egoísmo no halla lugar en su vida.
Comprende que cada aspecto de su existencia pertenece a Cristo, quien lo ha
redimido de la esclavitud del pecado; que cada momento de su vida futura ha
sido comprado con la preciosa sangre del unigénito Hijo de Dios. EJ 52.3
¿Comprende
usted tan cabalmente el sacrificio hecho en el Calvario, como para estar dispuesto
a subordinar todo otro interés a la obra de salvar almas? La misma intensidad
que caracterizaba el deseo de salvar a los pecadores en la vida del Salvador,
se revelará también en la de sus verdaderos seguidores. Al cristiano no le
interesa vivir para sí. Se deleita en consagrar todo lo que tiene y todo lo que
es al servicio del Maestro. Lo motiva un deseo inexpresable de ganar almas para
Cristo... EJ 52.4
¿Cómo
puedo glorificar mejor a Aquel a quien pertenezco por creación y redención?
Esta es la pregunta que deberíamos hacernos. La persona verdaderamente
convertida tratará de rescatar con ansiosa solicitud a los que se hallan
todavía bajo el poder de Satanás; rehusará hacer nada que pudiera estorbarlo en
su tarea. Si tiene hijos, se dará cuenta de que su obra debe comenzar en su
propia familia. Para él, sus hijos son preciosos en gran manera. Al recordar
que son los miembros más jóvenes de la familia del Señor, luchará denodadamente
por colocarlos donde se hallen al lado del Señor. Se ha dedicado a servir,
honrar y obedecer a Cristo; por lo tanto realizará esfuerzos pacientes e
incansables con el fin de educar a sus hijos para que nunca sean hostiles hacia
el Salvador. EJ 52.5
Dios
ha colocado sobre los padres y madres la tarea de salvar a sus hijos del poder
del enemigo. Esa es su obra, y no debieran descuidarla por ninguna razón. Los
padres que mantienen una conexión viviente con Cristo no descansarán hasta no
ver a sus hijos a salvo en el redil. Considerarán que ésta es la
responsabilidad de su vida.—Testimonies for the Church 7:9-11.
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