La ley escrita en el corazón, 13 de febrero
Pero este es el pacto que haré con la casa de
Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la
escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por
pueblo... porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su
pecado. Jeremías 31:33, 34. HHD 52.1
La obra que el cristianismo debe cumplir en el mundo no consiste
en despreciar la ley de Dios ni apartarse de su sagrada dignidad en lo más
mínimo, sino escribir esa ley en la mente y el corazón. Cuando la ley de Dios
se implanta de ese modo en el alma del creyente, éste se acerca a la vida
eterna por los méritos de Jesús... HHD
52.2
El propósito del Evangelio se cumple cuando se realiza este gran
fin. Su obra, a través de los siglos, consiste en unir los corazones de sus
seguidores en un espíritu de fraternidad universal, por medio de la fe en la
verdad, para fundar de esta manera el sistema de orden y armonía del cielo en
la familia de Dios en la tierra, a fin de que ellos sean considerados dignos de
convertirse en miembros de la real familia de lo alto. Dios, en su sabiduría y
misericordia, prueba a los hombres y las mujeres aquí, para ver si obedecerán
su voz y respetarán su ley, o si se rebelarán como Satanás... HHD
52.3
El propósito de Dios al dar la ley a la raza humana caída fue que
el hombre pudiera, por medio de Cristo, elevarse de su baja condición para
llegar a ser uno con Dios, para que los mayores cambios morales pudieran
manifestarse en su naturaleza y carácter. Esta transformación moral debe
efectuarse, o en caso contrario el hombre no sería un súbdito seguro en el
reino de Dios, porque produciría una rebelión.—The Review and Herald,
21 de julio de 1891. HHD 52.4
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