Servicio de corazón, 13 de febrero
Aquél, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu
Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con
toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo. Lucas 10:27. CDCD 50.1
El corazón es la fortaleza del hombre, y a menos que esté
plenamente del lado del Señor, el enemigo encontrará entradas desguarnecidas, a
través de las cuales podrá tomar posesión de él. “Ocupaos en vuestra salvación
con temor y temblor, porque Dios es el que en vosotros produce así el querer
como el hacer, por su buena voluntad”. Filipenses 2:12, 13. Si quieren tener luz,
deben alimentarla inteligentemente por medio del constante ejercicio de la fe,
y no deben someterse al dominio de los sentimientos. Es evidente que la verdad
ha sido implantada en el corazón mediante el Espíritu Santo, cuando se la ama,
se la alberga y se la considera un don sagrado. El amor, entonces, surge del
corazón como una fuente de agua viva que salta para vida eterna. Cuando este
amor esté en el corazón, el obrero no se cansará en la obra de Cristo. CDCD
50.2
No permitan que un solo rayo de la luz del cielo sea puesto en
tela de juicio ni que quede en duda. El Señor les ha revelado con gran poder su
gracia, su misericordia y su amor; y quien critique la obra de Dios diciendo
que suscita un entusiasmo indebido y la califique de fanatismo, ciertamente se
está ubicando en un terreno peligroso. Si esas personas no vuelven sobre sus
pasos, sus conciencias serán cada vez menos sensibles, y percibirán cada vez
menos al Espíritu de Dios. Será cada vez más difícil para ellos comprender el
mensaje de Dios. ¿Por qué? Porque están pecando contra el Espíritu Santo, y
como resultado de su resistencia, se están colocando donde no pueden reconocer
al Espíritu de Dios y, en consecuencia se oponen a todo instrumento que el
Señor desee usar para salvarlos de la ruina. “¿Qué señal nos muestras?” (Juan 2:18), le dijeron los judíos a Cristo
cuando su vida y su carácter, sus lecciones y milagros, eran señales
permanentes de su santa misión y divinidad. CDCD
50.3
Cuando Dios obra en los corazones de los hombres para atraerlos a
Cristo, es como si un poder compulsor descendiera sobre ellos; entonces creen,
y se entregan a sí mismos a la influencia del Espíritu de Dios. Pero si no
retienen la preciosa victoria que Dios les ha concedido; si permiten que
resurjan antiguos procederes y hábitos; si se complacen en los entretenimientos
o las concupiscencias del mundo; si descuidan la oración y dejan de resistir al
mal, aceptan las tentaciones de Satanás...—The Review and Herald, 13 de febrero de 1894. CDCD
50.4
Comentarios
Publicar un comentario